De un tiempo a esta parte venimos informando de que el feminismo materialista ateo es coincidente con la Iglesia católica en cuanto a valoración de la ideología de género: no tiene base científica alguna, es dañina para la mujer y ha cristalizado en una ley trans que a buen seguro está haciendo más daño que bien. Esta coincidencia no hace mucho que es pública y notoria y cada vez lo es más.
Con motivo del confinamiento de la covid-19 me vi obligado a tener a mi disposición muchas más horas de estudio que las habituales. Fue entonces cuando comencé a escuchar conferencias sobre temas que me resultasen interesantes, y a tomar apuntes, como cuando iba a la universidad, convencido de que éste es el mejor método para comenzar el estudio sobre un tema a partir de la asistencia a una sesión de docencia oral. Más que nada por experiencia.
Al estar en la actualidad dedicado profesionalmente a la investigación científica en historia de la ciencia, con especial interés en la sucedida en la España contemporánea, me topé por ‘casualidad’ con una conferencia de un tal Carlos Madrid Casado, hasta entonces absolutamente desconocido para mí. El título de la conferencia es España y la revolución científica, y fue impartida el lunes 11 de marzo de 2019 en la Escuela de Filosofía de Oviedo.
Recomiendo encarecidamente escucharla aquí:
Fue entonces cuando descubrí con toda claridad que detrás de la leyenda negra española hay un ‘truco’ en lo tocante a la historia de la ciencia, y es manejar un concepto de ciencia absolutamente excluyente de todo lo que no haya ocurrido en los últimos siglos, es decir, un concepto ideológico de ciencia, y absolutamente limitante. Claro que eso, dada mi escasa formación filosófica, me resulta difícil de percibir.
Una vez indicado este hecho, es sumamente fácil desmontar -como Carlos Madrid hace magistralmente- la supuesta polémica de la ciencia española, y declarar como falsas, por no decir mendaces, frases que forman parte de la mitología progre tales como "En España la ciencia no ha existido hasta que no hemos llegado nosotros", "La Iglesia católica ha sido enemiga de la ciencia’", etc.
A este respecto, interesa y mucho también escuchar del mismo autor La Leyenda Negra y la ciencia española. Siglos XV al XVIII:
Son varias las ocasiones en las que dice explícitamente que en los países católicos la ciencia no encontró obstáculo alguno para su desarrollo si no más bien lo contrario, al menos en España, donde sitúa el epicentro de la revolución científica. Ya del tirón me escuché varios vídeos suyos -¡ojo a los del cambio climático!- y me interesé un poco por la Escuela del Materialismo Filosófico, fundada por Gustavo Bueno. Ni que decir tiene que en sus pesquisas, sus miembros, mayoritariamente ateos profesos, se limitan a un análisis desideologizado, esto es, materialista de los hechos. La conclusión tras ver el vídeo es que nos están engañando con la historia de la ciencia que se hace, y que España es un país con una historia de la ciencia muy intensa.
Me costó muy poco encontrarme con Lino Camprubí, otro miembro de dicha escuela y nieto de Gustavo Bueno. En su obra Los ingenieros de Franco desmonta el mantra progre de que al terminar la Guerra Civil Española se acabó la ciencia en España. Es decir, con Lino Camprubí se puede ver con toda nitidez el avance científico llevado a cabo por españoles durante el franquismo.
Nuevamente el materialismo es una herramienta de primer orden para desideologizar. Cómo será la cosa que en varias conferencias y entrevistas dadas por el Dr. Camprubí y que se pueden visualizar en internet, él cuenta cómo todo su estudio empezó cuando se planteó cómo era posible que se dijera que durante cuarenta años la ciencia se paró en España habiendo llegado a estar entre las diez economías más importantes del mundo.
El mencionado libro, más que recomendable, señala cómo es posible que se haya dicho que el Opus Dei es enemigo de la ciencia si San José María Escrivá de Balaguer llegó a escribir varios puntos de meditación de su emblemática obra Camino en los que no hacía otra cosa que subrayar la importancia de la ciencia. En alguna de esas entrevistas se le puede escuchar decir que es ateo y de izquierdas…
Pues bien, cómo será la cosa, que el que es tenido por uno de los más importantes historiadores de la ciencia de nuestra querida España, José Manuel Sánchez Ron, ha incorporado a su discurso todos los aspectos desarrollados, inventados y pronunciados públicamente, así como escritos, tanto de Carlos Madrid como de Lino Camprubí. Es decir, alguien tan importante ha cambiado su discurso completamente, o esa impresión me han dado sus últimas intervenciones que he visto en vídeo, tanto hacia la historia de la ciencia de España en general, como a la universal, como a la contemporánea de nuestro país… puesto que tampoco es filósofo, sino físico. Sería muy de agradecer que en las intervenciones públicas en las que incorpore los postulados del materialismo filosófico cite a Carlos Madrid o Lino Camprubí.
Como comprenderéis, todo esto no ha supuesto otra cosa que una potente reafirmación en mi propuesta de que el desarrollo científico en España es un claro ejemplo de conciliación entre ciencia y fe, refiriéndome a los hechos concretos e incontestables de los que vengo hablando a los cuatro vientos desde hace años, haciendo también un análisis historiográfico absolutamente desideologizado. Al igual que en el caso de mi calificación de la ideología de género como anticientífica, este planteamiento historiográfico de la ciencia española contemporánea es coincidente con los materialistas, claramente capacitados para hacer un análisis desideologizado de los asuntos a tratar.