Que Mariano Rajoy es un hombre pendiente de los valores, especialmente de los valores bursátiles, era más bien sabido por todos. Ahora ha dado un paso más: anula la reformita Gallardón, que en nada iba a reducir el número de infanticidios quirúrgicos anuales (unos 112.000) pero que, al menos, ponía en solfa la peregrina idea de que matar al nasciturus en el propio seno materno es un derecho.
Y nada más anunciar la no muy buena nueva Rajoy huyó a China, que es un sitio que queda muy lejos y donde los abortos son obligatorios y, además, se perpetran en automóviles puestos a disposición de la ciudadanía por el Gobierno.
En pocas palabras, Mariano Rajoy, que llegó al poder con el derecho a la vida en su programa electoral, ha cedido ante la llamada cultura de la muerte (más muerte que cultura) y traiciona a sus votantes. Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia, ya ha advertido que pedirá que no se vote al Partido Popular en las próximas elecciones. Y habrá que ver la reacción de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
En la decisión de Rajoy ha pesado la opinión de su esposa Elvira Fernández, entusiasta partidaria de dejar las cosas como estaban, es decir, de mantener la Ley Aído, promulgada en 2010 por el Gobierno Zapatero.
Gana doña Elvira, que ha convencido a su marido -tampoco necesitaba mucho- y gana el asesor áulico Pedro Arriola, quien mitad como asesor, mitad como abortero, asegura que la reforma le podría hacer perder votos al Partido Popular. Otra ganadora es la esposa de Arriola -esto va de matrimonios-, la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, otra entusiasta del infanticidio.
Para justificar su decisión, Rajoy ha utilizado su calificativo favorito: “sensato”. Además, ha asegurado que no se puede promulgar una norma que puede cambiar otro Gobierno. Pues entonces va a tener que derogar el 90% de sus leyes emitidas durante toda la legislatura.
El anuncio se realizaba en el mismo acto en que Rajoy declaraba que “El futuro (de España) radica la fuerza moral de la unión y la concordia”... prescindiendo de los no nacidos, claro. Y todo ello por “fuerza moral”.
Y, para justificar su estafa, Rajoy ha anunciado un plan de ayuda a la familia. Es el mismo plan que su ministra Ana Mato viene vendiendo desde meses atrás y que consiste, no en ayudas a la maternidad -se quedan en los mínimos actuales de 100 euros al mes y sólo para madres de trabajadores, salvo si se trata de familia numerosa- y en que las niñas de 16 años que pretendan abortar tendrán que pedirle permiso a papá y a mamá. Una burla en toda regla.
Rajoy ya ha estafado a sus votantes. Ahora, hay que ver si los votantes del PP prefieren seguir engañándose a sí mismos. Por de pronto, ¿puede un católico seguir votando al PP después de esto? No parece.
Eulogio López es director de Hispanidad.com