A un año de las últimas elecciones ha cambiado de modo significativo la composición del equipo directivo de nuestro episcopado. Pienso que no es como para aplaudir hasta con las orejas, como hacen algunos, ni como para derramar una furtiva lágrima. Yo, personalmente, no estoy ni entusiasmado ni entristecido. Tal vez algo preocupado por el bajo nivel de los partidos. No estábamos ante un Nadal-Federer y ni siquiera ante un Berdych-Youzhny eran más bien un Nieminen-Kukushkin. Con Cañizares se iba un peso pesado del Ejecutivo. Los aspirantes eran poco más que pesos pluma. Dos arzobispos, uno muy reciente, que lo estaban haciendo discretamente en sus diócesis. Triunfó el castrense. Con lo que el Ejecutivo queda más aguado de lo que estaba. Del Río, y repito que en Jerez lo hizo bien, aunque para superar a Bellido apenas se necesitaba casi nada, llega con handicap. Es obispo, sin la menor duda, pero también es una especie de funcionario del Gobierno. Con sueldo de general de División. Casi nada. No hay obispo que se acerque ni remotamente a su sueldo. ¿Le va a condicionar eso? Pues que quieren que les diga. Tal vez sí. Parece de natural pastueño y por si acaso se ha esforzado por que se le note. No vino en diciembre a la misa de Madrid, se apresuró a alinearse frente a la COPE, en alguna homilía parecía estar vendiéndonos la Alianza de Civilizaciones o el Ejército-ONG. No abrigo duda alguna sobre su modo de pensar. Absolutamente ortodoxo. Pero , ¿lo disimulará? Su contrincante, Braulio Rodríguez, es otro obispo normalito. Yo he escrito mucho sobre obispos. Poniéndoles bien o mal. Creo que mis entusiasmos por el de Valladolid, si alguno se encuentra, no han sido indescriptibles. Muy descriptibles. Y en el caso de que alguno se hallara. Juan del Río no es una estrella emergente de nuestro episcopado. Es un obispo cómodo, simpático y eclesial. Y como castrense no podrá ser nunca la cabeza de nuestro episcopado. Claro que de ahí podría saltar a otra diócesis que se lo permitiera. Pero es que no las hay. Cubiertas a medio plazo Toledo, Sevilla, Santiago y Valencia sólamente quedaría Madrid cuando Rouco la dejara vacante. Pues yo, pese a los entusiamos que ha levantado ayer Del Río, no le veo en la capital de España. Y, además, desde el arzobispado castrense, el más chuchurrío de todos los arzobispados, pocos méritos se pueden hacer para destacar. Desconozco, hasta el momento, con quien se midió Javier Martínez en Doctrina para la Fe. De todos los nombramientos es el que más me ha gustado. Aunque eso no pasa evidentemente de una opinión personal. Creo que la Fe está en muy buenas manos. El segundo partido que jugó Braulio en un desesperado intento de que estuviera en la pomada fue ya penoso. No se batía con un igual sino alguien que estaba en la mitad del ranking con un jugador ya muy veterano que siempre había ocupado los últimos lugares de la clasificación. Pues le ganó el outsider. Don Juan Piris es un buen obispo que parecía iba a terminar sus días en la humilde diócesis de Menorca. Le trasladaron a Lérida donde tampoco lo está haciendo mal. Pues también dejó en la cuneta al arzobispo de Toledo. Debe saber de Medios de Comunicación lo que yo de la cría del avestruz pero parece que se trataba de otra cosa. No sé si van a aceptar a Fray Carlos Amigo la renuncia nada más presentarla como algunos dicen. Si así fuere volvería a haber elecciones para el Ejecutivo en la Plenaria de noviembre. Cuando Sevilla no estuviera ya en el Ejecutivo. Si alguien se empeñara en seguir postulando a Braulio para la cúpula iba a tener entonces un adversario de talla. Y que sí es una estrella emergente de nuestro episcopado. El arzobispo coadjutor que ya habría dejado de serlo. Y que creo tiene no pocos apoyos entre sus hermanos. Tres derrotas consecutivas le iban a dejar más chamuscado que Juana de Arco en la hoguera. Creo que es muy bueno que haya dos obispos catalanes en la Permanente. Y dos buenos obispos. Es vital para nuestra Iglesia que termine cuanto antes el absurdo enfrentamiento Cataluña-España. Todos son obispos españoles. Y así deberían sentirse todos. ¿Quedó debilitado el cardenal de Madrid con los resultados? Entiendo que algo sí. Otra cosa ya más discutible es que eso sea bueno. De todas formas la línea sustancial de los nuevos no es distinta. Y si el cardenal saca las debidas conclusiones mejor para todos y para él. Porque los que ahora llegan no son enemigos de Rouco. En absoluto. Creo que los obispo sólo han querido señalar que
manca finezza. Que también es muy necesaria.
Francisco José Fernández de la Cigoña