Don Ángel Gabilondo Pujol acaba de ser nombrado ministro de Educación y no sé qué más. Hasta ahora, rector de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Española y, sobre todo, hermano menor de Iñaki Gabilondo, estrella de los informativos nocturnos de la televisión Cuatro, anteriormente astro aún mayor de la Ser y martillo de “herejes” derechosos y meapilas. Pero, ¿qué sabemos de estos ilustres hermanos, aparte de su ascendente trayectoria profesional? Pues no mucho más. Simplemente que son hijos de un carnicero de San Sebastián que tuvo la humorada de engendrar nueve hijos, acaso porque era agnóstico. Iñaki, o sea, Ignacio, nació en 1942, y Ángel, el quinto o jueves de los nueve hermanos, en 1949. Y pare usted de contar, por mucho que rebusque en Internet y sus aledaños. Los Gabilondo no se sabe que estudiaran en ningún colegio concreto ni siquiera en la escuela pública o instituto de San Sebastián. Nada de nada. Apagón informativo total. Ellos, que tanto exhiben su currículo universitario o periodístico. Pues ya ven. Pero como siempre hay almas caritativas que se ocupan de “enseñar al que no sabe”, resulta que un tal “Filos60” daba cuenta en el blog de Luis del Pino en Libertad Digital, el 8 de este mes, al pie de su artículo (yo lo llamo artículo, porque ya está bien de barbarismos) “El fenómeno Libertas”, que el flamante ministro de Educación y no sé qué más de este gobierno de enmandilados, publicó en 1969, en Ediciones Mensajero de Bilbao, un libro titulado Enséñame a amar. Catecismo del Sagrado Corazón. Y ese mismo año y en la misma editorial, un nuevo libro, en colaboración con otros autores, bajo el título de Mes del Corazón de Cristo: 30 celebraciones de la palabra. De ello deduzco que don Ángel debía de ser religioso (quizá también sacerdote) del Sagrado Corazón, aunque no sé de qué congregación concreta, si la fundada por el padre Julio Chevalier en 1854, Misioneros del S.C., o la creada por el padre León Juan Dehon en 1878, denominada Sacerdotes del S.C. de Jesús o Padres Reparadores Dehonianos. En todo caso debió de colgar los hábitos durante la gran estampida post-conciliar, porque ahora está casado y tiene dos hijos. En 1980 se licenció en Filosofía y Letras, ya con 31 años, o sea que llegó al Alma Máter con veintimuchos bien cumplidos, indicio claro que venía de “algo” anterior. Una vez licenciado entró de “penene” o cosa así en la Facultad de Filosofía de la Autónoma, y a partir de ahí, de peldaño en peldaño, hasta llegar a la poltrona ministerial. Vamos a ver por qué registro sale este hombre de Dios, al menos en su día. Por lo que a su hermano Iñaki se refiere, ahora gran preboste de la información “progre”, estudió periodismo en la Universidad de Navarra, es decir, la del Opus Dei, un centro laicista donde los haya, vamos, algo así como la Universidad Carlos III de Madrid, el feudo masónico particular hasta hace poco, del antiguo congregante mariano, Gregorio Peces Barba. Teniendo en cuenta los antecedes de Iñaki –los poquísimos que se conocen-, su excelente dicción y extraordinaria voz radiofónica, que todo hay que decirlo, no tiene nada de particular que ingresara en 1963 en la COPE de San Sebastián, que entonces no podía llamarse así, sino más probablemente Radio Popular o Radio Loyola, que dirigían los jesuitas, a los que nuestro hombre tengo entendido que era muy afecto. En 1969 fue nombrado director de esta emisora, pero el mismo año lo fichó la Ser para director de Radio San Sebastián, o sea, cuando la Ser era todavía la Ser que fundara, a partir de Unión Radio, don Virgilio Oñate, casado con la maestra nacional, doña no se cuantos Gil, natural de Bechí (Castellón), es decir, paisana mía. Bueno, pues esta es la fabulosa y al mismo tiempo vergonzante y un tanto misteriosa historia de tan ilustres progresista de toda la vida. Vicente Alejandro Guillamón