Se atribuye al gran científico francés Louis Pasteur, padre de la medicina moderna, la siguiente afirmación: "Un poco de ciencia nos aleja de Dios, pero mucha, nos aproxima a Él".
Ah… ¿pero hay científicos católicos?
La respuesta es, indudablemente, afirmativa. A lo largo de la historia de la Ciencia moderna han sido innumerables las científicas y los científicos eminentes que, en el ámbito académico o profesional, han armonizado su vocación científica y docente con su fe católica.
Y por supuesto, en nuestros días, en diferentes universidades y centros de investigación de gran prestigio internacional, nos encontramos con mujeres y hombres que dedican sus vidas a santificarse a través de su labor científica, así como a aportar con determinación y convicción su cosmovisión cristiana a los diversos campos de las ciencias y de las tecnologías más avanzadas, desde un compromiso personal con la ética de la virtud, el bien común y el humanismo cristiano.
Como ejemplo de comunidad científica católica dinámica y germinante podemos citar a la Sociedad de Científicos Católicos, organización internacional, creada en 2016, que ofrece un fórum de diálogo para científicos creyentes que desean reflexionar acerca de la armonía y complementariedad entre la ciencia y la fe.
Debate entre Ciencia y Fe
Recientemente, participé en el II Congreso organizado por la sección española de la Sociedad de Científicos Católicos celebrado del 14 al 16 de septiembre de 2023 en la Universidad Francisco de Vitoria en Madrid.
En esta ocasión, el II Congreso abordó a lo largo de seis sesiones diferentes temas de los que podríamos destacar las siguientes aproximaciones:
1. Una presentación sintética de algunos de los científicos católicos españoles de mayor relieve a lo largo de la historia.
2. Una reflexión general sobre la relación entre Tecnología y Ética.
3. Un debate plural sobre cómo ven los medios de comunicación al científico católico.
4. Un análisis muy actual sobre la relación entre Ciencia y Fe en el siglo XXI.
5. Un debate contrastado sobre qué hacer con los malos argumentos en estas materias.
6. Una exposición audaz sobre la relación entre Creación y Evolución.
De las distintas sesiones que se desarrollaron a lo largo de los tres días de congreso -con rigor y buen humor por parte de los ponentes- quisiera compartir, a modo de enunciados, algunas ideas básicas que se expusieron, sin ningún ánimo de exhaustividad:
1. Ciencia y Fe no sólo son compatibles, sino complementarias para que conozcamos mejor la realidad. La Ciencia surge en un marco cristiano.
2. La inteligencia artificial nos interpela a mirar en lo más profundo de nosotros mismos y a reflexionar sobre nuestras propias convicciones sobre el bien y el mal, así como a plantearnos qué es la justicia, dado que esa virtud se encuentra en el núcleo central de la ética.
3. La ética no es una función computable. El bien no se puede medir. La ética no se puede programar. La virtud de la prudencia es un ejercicio no deductivo de la razón humana y por tanto, de la Ley Natural.
4. Es fundamental atender a lo que estamos llamados a ser, no solo a lo que somos.
5. Es necesario profundizar en la bioética de las ciencias convergentes.
6. El análisis crítico al transhumanismo puede llegar a reforzar la fe personal de un católico al comprobar la verdad sobre el ser humano que la Revelación desvela de forma integral y trascendente.
7. Es urgente una reflexión ética sobre la edición génica como, por ejemplo, la tecnología del CRISPR-Cas9, ya en pleno desarrollo.
8. Es fundamental que el científico católico tenga visibilidad en los medios de comunicación.
9. La teoría de la información integrada nos ayuda a entender la emergencia de la conciencia en el ser humano.
10. Hay un relanzamiento de las preguntas cosmológicas planteadas por la ciencia ecológica. En la encíclica Laudato Si’ el Papa Francisco contrapone al paradigma tecnocrático la propuesta de una ecología integral (natural y humana). La custodia de la Creación y la teología de la Creación es un campo idóneo para un fructífero diálogo actual entre Ciencia y Fe.
11. Podemos afirmar que, a lo largo de la historia, la ciencia ha depurado a la religión de errores y supersticiones y, a su vez, la religión ha depurado a la ciencia de idolatrías y falsos absolutos.
12. En la actualidad, continua muy vivo el debate sobre la compatibilidad o no entre la teoría científica de la evolución y la teología cristiana.
13. Hay una metafísica del futuro y estamos viviendo un relato -más bien un drama- en el que el Creador se autorrestringe y da libertad a sus criaturas. Dios nos ha dado a los seres humanos autoconciencia y libre albedrio. Los humanos estamos creados a su imagen y semejanza.
14. Si Dios es la Verdad, ¿a qué tenemos miedo?
15. Es necesario que los científicos católicos ofrezcan a los creyentes buenos argumentos. Todo católico ha de estar, en la medida de lo posible, a la altura de sus capacidades en relación a sus argumentos científicos relacionados con su fe. De este modo, a través de una buena formación, debe irlos mejorando.
16. En los ambientes cristianos, más allá de los católicos, sigue muy vivo el debate sobre si Creación y Evolución son compatibles. Muchas veces dicho debate provoca discusiones encendidas entre creacionistas, evolucionistas y partidarios del diseño inteligente.
17. Los católicos no creemos en el Dios de los vacíos (también conocido como Dios de los huecos o Dios tapa-agujeros). Desde esta perspectiva teológica, los huecos o lagunas en el conocimiento científico son esgrimidos como evidencia o prueba de la existencia de Dios. Para los partidarios de esta visión, solo los “vacíos” en el conocimiento científico se explican por la obra de Dios. A medida que progresa la investigación científica, y un número creciente de fenómenos se explican de forma naturalista, el papel de Dios disminuye. Los científicos católicos no participan, en absoluto, de esta perspectiva teológica.
18. A través de la evolución ha habido una cierta humanización (domesticación) del ser humano que va reduciendo la violencia y la agresividad propia de nuestros antepasados a medida que avanza la vía evolutiva. A ello ha contribuido la religiosidad como factor cultural.
19. Algunos científicos católicos afirman que la evolución nos ha ido preparando para una mejor relación con Dios. Según esta visión, también a través de la evolución podemos contemplar a Dios.
20. Hay cosas de la naturaleza que no se entienden, para eso está la Ciencia.
21. Es interesante analizar las posibles implicaciones teológicas de una posible vida extraterrestre inteligente. Nos confrontan con interrogantes para los que no tenemos respuesta. ¡Solo Dios sabe!
22. Si el universo está lleno de extraterrestres, ¿dónde está todo el mundo? (Paradoja de Fermi). Si hay unos 400 mil millones de estrellas tan solo en nuestra galaxia, y alrededor de 400 mil millones de galaxias en el universo, parece razonable que en algún lugar de ahí fuera, en un cosmos de 14 mil millones de años de existencia, haya, o alguna vez haya habido, al menos una civilización tan avanzada como la nuestra. La mera inmensidad de los números casi nos obliga a admitir la veracidad de esta hipótesis. Pero, entonces, ¿por qué no hemos encontrado ninguna señal, ningún mensaje, ningún artefacto de esos extraterrestres? Tal vez es que ni a ellos ni a nosotros nos convenga.
23. Hay un gran salto entre el paso de la vida básica a la vida inteligente y autoconsciente.
24. ¿Por qué la Biblia no habla de los extraterrestres? La respuesta es sencilla: porque la Biblia es un manual para ir al Cielo. La Biblia no es un libro de ciencia, sino que es el libro de la Revelación que necesitamos para nuestra Salvación. No debe ser muy importante si existen o no extraterrestres en otra parte del Cosmos para que los humanos alcancemos la vida eterna mediante la Redención.
25. Jesús, antes de ascender al Cielo nos dejó este encargo: “Id al mundo entero y proclamar el Evangelio a toda la creación”. El poder salvífico de la Cruz es infinito y alcanza a todo el Cosmos y a todo lo creado. ¿Por qué no pensar que también la salvación alcanza a otros seres inteligentes expandidos por el universo? Estos seres, en cualquier caso, no serían ángeles ya que, desde la cosmovisión cristiana, los ángeles son seres espirituales, no corporales, inteligentes y libres, cuya misión es ser mensajeros y servidores de Dios al que alaban y dan gloria permanentemente.
La ciencia como alabanza y adoración a Dios
Finalmente, me gustaría destacar lo que en una ocasión afirmó el astrónomo del Observatorio Vaticano en Roma y especialista en el análisis y estudio de meteoritos, el jesuita Bob Macke: "Cuando estoy en el laboratorio, me centro en la ciencia, pero todo lo que hago está en un contexto de fe. Para mí, la mejor manera de mostrar que la Iglesia apoya la ciencia es producir y promover buenos hallazgos científicos y bien investigados. La razón por la que hacemos este trabajo es mostrar alabanza y adoración a Dios. La ciencia en sí misma, conducida con la mentalidad correcta, es una forma de culto".