LA INMACULADA VIRGEN MARÍA: MODELO DE MUJER Y PILAR DE EVANGELIZACIÓN (III)
3. LA VIRGEN MARÍA Y EL ESCUBRIMIENTO Y EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA. •
CAUSALIDAD, NO CASUALIDAD. Permítanme realizar alguna breve referencia al asunto, como lo que nos enseñan los padres de la Iglesia en cuya voz resuena la constante Tradición Cristiana. San Basilio Magno, al inició de su primera homilía sobre el “Hexamerón”, comenta la narración de la creación según el primer capítulo del Génesis y se detiene a considerar la sabia acción de Dios, para acabar reconociendo en la bondad Divina como Centro Propulsor. Creo que las palabras de este padre del siglo IV son de gran actualidad en un momento como el presente cuando el materialismo y el ateismo nos insisten en que todo es una casualidad, incluido el propio ser humano. De este modo destruyen cualquier huella de dignidad humana y abren la puerta para el sometimiento y esclavitud del ser humano a hacer realidad cualquier capricho que imagine y se le ocurra al nuevo dios-Estado. A esta cultura dominante le respondo que yo no soy ninguna casualidad. •
LA OBRA DE ESPAÑA EN AMÉRICA. Teniendo bien presente el principio de causalidad, no podemos por más que reconocer la obra de España en América es una construcción y labor inmensa iniciada el 17 de abril de 1492, en el campamento real denominado -causalmente- Santa Fe, y situado en la vega de Granada. Aquí, Colón y los Reyes Católicos firmaron las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, tras lo cual pudo Colón reunir -causalmente- sólo tres barcos formando una tríada, imagen tan presente en la historia de España y de la Iglesia : la Pinta, la Niña y la Santa María (nombre de nuestra Madre la Santísima Virgen). Con estos tres barcos zarpó Colón el 22 de agosto de 1492 de Palos de Moguer. Aunque actualmente todavía existen ciertas dudas sobre cuál fue la primera tierra americana a la que llegó Colón, sí está confirmado que Colón tocó tierra americana el día de la festividad de la Virgen María del Pilar. También está confirmado que esta tierra fue una isla que los indígenas llamaban Guanahani y que fue bautizada por Colón como San Salvador. Esto es, Colón puso a la isla el nombre del Hijo de Dios. La siguiente isla fue Rum Cay, rebautizada como Santa María de la Concepción. No acaban aquí las conexiones. En la noche del 24 de diciembre, la Santa María encalló y se hundió a la altura del actual cabo Haitien (Haití). Los restos de la Santa María fueron llevados a tierra y con ellos se construyó el primer asentamiento en América: un fuerte al que se le llamó Natividad. Entre tanto las dos naves restantes continuaron navegando por separado hasta que el 6 de enero de 1493, día de la Epifanía del Señor, la Pinta se reunió con la Niña a la altura de la desembocadura del Río Yaque donde encontró un fondeadero con una isleta a la que llamó Mote Christi. Y aún hay una cuarta cuestión a tener en cuenta, la cual completa la conexión de los reseñados sucesos, en absoluto casuales sino causales. Muchos historiadores se preguntan sobre las auténticas intenciones de Colón y de los Reyes Católicos. La línea historiográfica actualmente dominante niega las intenciones evangelizadoras del “proyecto indiano”. Esta interpretación historiográfica sostiene su tesis principal en que en la primera travesía no había ningún sacerdote ni religioso o persona especialmente consagrada o preparada para evangelizar. Asimismo en las propias Capitulaciones aparecen las enormes exigencias de Colón de acaparar títulos y riquezas. Además -añade esta línea de interpretación- los problemas de explotación, dirección y gobierno de la colonización surgidos después del segundo viaje son buen ejemplo de este afán de riquezas y de explotación del hombre europeo (Colón y “los suyos”, los Reyes Católicos y España) sobre el nuevo mundo y los seres humanos que ahí habitaban. El enfrentamiento entre españoles por las riquezas haría que Colón regresase a España preso y encadenado. Siguiendo esta interpretación historiográfica, aún habría otro aspecto que reforzaría la tesis sobre el afán de riquezas que llevaría a la realización de la “empresa indiana”. Se trata de la teoría del pre-descubrimiento. En las Capitulaciones de Santa Fe se dice: “Las cosas suplicadas e que Vuestras Altezas dan e otorgan a don Christoval de Colon, en alguna satisfacion de lo que ha descubierto en las Mares Oceanas y del viage que agora, con el ayuda de Dios, ha de fazer por ellas”. Es decir, las tierras ya estarían descubiertas y este trato se realizaría para dar pago a Colón por su empresa y para oficializar los descubrimientos. Los Reyes Católicos, conscientes de la inmensidad de tierras y sus riquezas y de la imposibilidad de explotarlas sin la dirección y gobierno de la Corona, no se opondrían a las exageradas exigencias de Colón y aceptarían las condiciones del contrato. Sin embargo los datos objetivos están en contra esta línea de interpretación histórica. Por ejemplo, baste con que tomemos únicamente dos documentos: las cartas de Colón y el testamento de Isabel la Católica. •
COLÓN Y “SU” MISIÓN. El epistolario de Colón está lleno de referencias a la misión evangelizadora hasta el punto de que muchos historiadores han barajado la posibilidad de que Colón se creyese realmente un elegido por Dios para encabezar esta misión. ¿Cuándo Colón se hizo consciente de dicha misión? Si puede haber dudas sobre si Colón, antes de 1500, tenía conciencia de esta misión, sí parece claro que sobre esta fecha Colón ya se habría hecho consciente de la labor evangelizadora que le había tocado protagonizar y encabezar junto a la Reina Católica. Múltiples son los ejemplos, baste citar su carta de 3 de febrero de 1502 al Papa Alejandro VI, señalando que: “yo espero en Nuestro Señor de divulgar su Santo Nombre y Evangelio en el Universo”. En el caso de Isabel la Católica la conciencia es mucho mayor que la de Colón. La acción política, económica y militar de la Reina Católica -entre 1492 a 1504- está plagada de referencias a la misión evangelizadora que a España le había tocado encabezar desde la primera aparición de la Virgen María a orillas del Ebro: Recuperación y extensión de La Cristiandad. Recuperación, en cuanto continuar con la Reconquista hasta llegar a Jerusalén. Extensión, en cuanto a descubrir, colonizar y evangelizar todas las tierras del mundo. Baste citar el testamento de la Reina Católica. A lo largo del texto ella insiste en estas dos ideas. El testamento de Isabel es clara expresión de todo lo que significaba España en aquel momento. Su testamento es el de una Reina que mira por la restauración y conservación de todos sus reinos y señoríos así como por la expansión de los mismos bajo el signo de la Cruz . Podemos distinguir dos partes. La primera parte del testamento refleja la clara conciencia de Isabel de que su propia esencia como ser humano, como reina y el papel dado a España es fruto de la voluntad de Dios y de Él proviene. De Él procede todo y a Él torna todo. Es la mujer cristiana la que habla: “en la hora de mi muerte […] cuando mi ánima será presentada ante la silla e trono real de Juez soberano […] que segund nuestros merecimientos nos ha de juzgar”. En la segunda parte del testamento Isabel se presenta al Reino, surgiendo la mujer de Estado: “sepan quantos esta carta de testamento vieren como yo, doña Ysabel, por la gracia de Dios, reyna de Castilla, de León, de Aragón […] señora de Vizcaya […] estando enferma de mi cuerpo de la enfermedad que Dios me quiso dar, e sana e libre de mi entendimiento” deja toda la Monarquía y demás estados y señoríos a su hija Juana y a Felipe que, como sus sucesores, deben mantener unidos “estos mis reynos” y deben defender la Fe, no cesando en la conquista de África hasta Jerusalén y restaurando La Cristiandad. Y para mantener la estabilidad mientras se produce el cambio generacional, o si se produce una incapacidad de los nuevos sucesores para gobernar, Fernando debía “regir e governar e administrar” el Reino “fasta en tanto que el ynfante don Carlos, mi nieto […], sea de hedad legitima” (20 años). Un rey Fernando que tanto “ha fecho e trabajado con su real persona en cobrar [al islam] estos dichos mis Reynos”, unidos “segund que hoy, por la gracia de Dios, están”. Los Reyes Católicos propusieron, también, un pacto social en el cual se basaría el Estado: pacto hacia la nobleza, hacia las clases medias urbanas y hacia todos sus vasallos. Y como vasallos incluye también a los pueblos de las tierras americanas y demás descubiertas y por descubrir y reconquistar. Un ejemplo de este pacto lo encontramos ya en las Cortes de Toledo de 1479-1480, de un lado, entre los diputados representantes de las ciudades y el rey; y de otro lado, entre rey y nobleza. El pacto no sólo se propuso en Castilla, también se ofreció a la Corona de Aragón. Aquí tenemos las Cortes de Calatayud de 1481 que fueron en la misma dirección. Un Estado encabezado por el Rey con las Cortes como representantes del Reino. Unas Cortes donde estuviesen representados todos los estamentos sociales e instituciones del reino. Es aquí donde se realiza el pacto del reino con el rey abalado y tutelado por la Iglesia. Este proyecto de Estado propuesto por los Reyes Católicos fue general para toda España, América y el mediterráneo que debía ser Recuperado, todo lo cual suponía reivindicar la Restauratio de la llorada y añorada Hispania visigoda y más allá: la Restauratio de La Cristiandad Romana . •
LA EXPANSIÓN DE LA EMPRESA EVANGELIZADORA DE ESPAÑA. A partir de aquí esta magna empresa evangelizadora de España se extenderá por el mundo, especialmente en España y América, siendo encabezada por la devoción a la Inmaculada Concepción Santa Virgen María. Así, el 17 de julio de 1760 reunidas las Cortes de España en el Palacio del Buen Retiro de Madrid, bajo la presidencia del Rey Carlos III y con asistencia de los Procuradores de todos los reinos de España y América, acordaron por unanimidad de votos “suplicar al rey se digne tomar por singular patrona y abogada de estos reinos y los de Indias y demás a ellos anexos e incorporados, a la Virgen Santísima, bajo el misterio de la Inmaculada Concepción, sin perjuicio del patronato que en ellos tiene el Apóstol Santiago [...] y que se digne solicitar bula de Su Santidad en aprobación y confirmación de éste”. Por lo tanto, también la maternidad inmaculada de la Santísima Virgen María está íntimamente unida a España y a su acción evangelizadora. Así lo concedió el Papa casi un siglo antes de que Pío IX definiera el dogma de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre de 1854. Es decir, antes de la definición dogmática de Pío IX, el misterio de la Inmaculada Concepción estaba fuertemente arraigado en la devoción de España y América. El mismo Pío IX, cuando se erigió en Roma el grandioso monumento conmemorativo de la Inmaculada Concepción, eligió como lugar de emplazamiento para el mismo la Plaza de España. El propio Papa fue personalmente a bendecir este monumento desde los balcones de la Embajada de España, en reconocimiento de la labor que había tenido nuestro pueblo en la Evangelización y en la devoción mariana. Desde entonces, la devoción a la Inmaculada Santa Virgen María es patrimonio de todas las naciones y de la Iglesia Universal.
4. A MODO DE CONCLUSIÓN La fe y el Magisterio atestiguan que, a través de la historia, la Iglesia -desde sus inicios- y los cristianos de todas las épocas hemos venido prestado especial atención y devoción a la Inmaculada Virgen María y a su misión en la historia de la Salvación y Evangelización. Por ejemplo los Concilios de Constantinopla (a. 381), de Éfeso (a. 431) y de Calcedonia (a. 451), los cuales atestiguan la progresiva reflexión sobre este misterio junto al misterio de Cristo como verdadero Dios y verdadero hombre en una sola persona. Uno y otro misterio están, por lo tanto, en íntima relación y son inseparables. Por su valor doctrinal no puedo dejar de citar algunos documentos sobre la unión de los dos misterios tales como la Bula de Pío IX Ineffabilis Deus de 8 diciembre 1854, la Constitución de Pío XII Munificentissimus Deus de 1 noviembre 1950 o la Constitución del Pablo VI Lumen gentium de 21 noviembre 1964, cuyo capítulo VIII constituye una extraordinaria síntesis de la doctrina católica sobre la Madre del Señor. Y, por su puesto, no podemos olvidar la Encíclica de Juan Pablo II Redemptoris Mater de 25 marzo 1987. Como vemos la Inmaculada Santísima Virgen María sigue siendo una invitación constante y perseverante para el matrimonio, la familia y la unión de toda la humanidad y para la evangelización. Virgen María, mujer escogida por Dios para venir al mundo, pilar de firmeza y esperanza para la Iglesia Evangelizadora, conducto que unes cielo, tierra y humanidad, soporte en nuestra vida cotidiana para cumplir la voluntad de Dios. Tu nos consolidas a Jesucristo y nos abres la puerta del Cielo.
Antonio Ramón Peña Izquierdo, Doctor en Historia Moderna y Contemporánea
La Inmaculada, modelo de mujer y pilar de evangelización (I) La Inmaculada, modelo de mujer y pilar de evangelización (II)