Se trata de la versión actualizada y a la española de la lamentable Leyenda Negra, creada y mantenida por el espectro ideológico de los herederos del Frente Popular. Traerla a colación aquí se debe a que, como aquella, es básicamente anticatólica, y muchos son los católicos que se la han tragado sin más, a juzgar por lo que uno ve, oye o lee. Como no podía ser de otra manera y dada la estrecha unión entre ciencia y fe que se da en la católica Iglesia, la Leyenda Progre es además anticientífica. O sea: se puede mentir más, pero no peor.
Para comprobarlo no hay más que seguir el discurso progre en lo que a Iglesia se refiere. Cualquier aspecto de la misma, sea social, económico, educativo… contrastado con la realidad, es decir, con las cifras, con las actividades que, por ejemplo recoge la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica en España, debería ser suficiente para detectar la discriminación mental, el sesgo ideológico y el techo de cemento –para que no se vea la verdad– que estos nuevos arquitectos del Urbi et Orbe construyen contumazmente. Muchos son los datos que son incluidos año tras año en dichos documentos y que por sí solos funden muchos discursos de lo políticamente correcto en todos los ámbitos. Pero para verles la mayor parte del plumero, nada mejor que la ciencia histórica.
La Puerta de Alcalá, emblemático monumento madrileño, convertida en homenaje permanente a la Unión Soviética bajo el régimen del Frente Popular durante la guerra civil. De izquierda a derecha, Maxim Litvinov, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS; José Vissariónovich Dzhugashvili, alias Stalin; Kliment Voroshilov, ministro de Defensa.
Tal vez alguien haya oído pedir perdón a algún progre por la persecución religiosa, o por haberle abierto de par en par las puertas de España al mayor genocida de la historia –Stalin– o por haber adjetivado almibaradamente e incluso haber venerado a Mao Tse Tung, Pol Pot, Castro… Yo, desde luego, nunca he oído tal cosa, ni espero oírla en breve a lo que se ve. Además, son los mismos que deberían llevar a cabo ese gesto quienes se empeñan en hacernos creer que el Frente Popular y sus herederos ideológicos son los principales artífices del desarrollo científico español, y más en concreto el del siglo XX. Pero los hechos no concuerdan.
Hasta la náusea se nos da a entender que la Edad de Plata –primer tercio del siglo XX español– fue capitaneada por las izquierdas. Lo peor de este discurso es que ha sido construido con fondos públicos, a través de proyectos de investigación cuyo objetivo era dar a conocer una visión sesgada de la historia, que alcanza su punto álgido cuando aparece la "memoria histórica", estando al mando del gobierno español quien en plena crisis económica [José Luis Rodríguez Zapatero] declaraba a los cuatro vientos que España estaba en la Champions de los países con economía aseada, y que todo en la II República del Frente Popular fue defender la democracia, por lo que había que volver ideológicamente a esa época, aplicando, eso, sí un férreo laicismo...
Esto es lo que viene siendo una mentira como la copa de un pino. Fueron los ancestros ideológicos de las actuales derechas y/o denominados liberales quienes echaron a andar la Institución Libre de Enseñanza, las Misiones Pedagógicas, algunas universidades públicas o la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, acabando todos ellos perseguidos por el Frente Popular. Pero eso no es todo: lo hicieron además durante la monarquía parlamentaria católica de Alfonso XIII –quien, entre otras cosas, dedicó España al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles hace ahora 150 años– , y con una fuerte inspiración católica. Es decir, que la Iglesia católica bien como institución, bien a través de sus laicos, estuvo presente hasta en la sopa en todo lo que ocurrió en esa etapa. Pero aquí no acaba la cosa.
Barcelona, durante la guerra civil: carteles de Vladimir Ilich Ulianov, alias Lenin, y José Vissariónovich Dzhugashvili, alias Stalin, en la sede del PSUC, junto a una pancarta de homenaje a las Brigadas Internacionales.
Pablo Iglesias, líder de una parte de los que acabarían siendo frentepopulistas, llegó al parlamento español… ¡cuando la Institución Libre de Enseñanza y la Junta de Ampliación de Estudios ya estaban en marcha! Pero además de no tener nada que ver en la puesta en marcha de tan egregias instituciones, está por descubrir algún discurso suyo en el que se declarase proclive al desarrollo científico. Sí los hay, sin embargo, en los que propuso la violencia física como solución a los problemas de nuestro país. Y no pocos miembros de la Institución y de la Junta eran creyentes. El resto del espectro ideológico del Frente Popular hizo por la ciencia lo mismo que por la Iglesia: persecución.
Pero ya lo que es de traca es lo que hicieron con algunas de las más destacadas personas o instituciones de la Edad de Plata, como José Castillejo o la Residencia de Estudiantes y aquellos que se vieron obligados a refugiarse en ella como paso previo al exilio del Madrid del Frente Popular. Lamentablemente muchos científicos no tuvieron tiempo de huir. De ellos hablaré en otra ocasión.
Cierta manera de presentarnos lo que acontece o ha acontecido no llega a ponernos delante más que una realidad podada a conveniencia: discriminación, sesgo, techo... desorientación. Confiemos en que la próxima conmemoración de la caída del Muro de Berlín contribuya al desenmascaramiento de la Leyenda Progre: si cayó el Muro caerán las escamas de los ojos de algunos.