La decisión del Tribunal Constitucional de avalar sin matiz alguno la ley del aborto vigente desde 2010es la mayor derrota sufrida por el movimiento provida desde que comenzara a articularse en España a raíz de la primera ley al respecto, la de 1985. Es necesario tomar conciencia de lo que este mazazo supone para, sólo a partir de ahí, mantener la lucha por lo que sigue siendo algo irrenunciable: la sacralidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural.
Es llamativo, incluso escandaloso, y debería hacer meditar a quienes mantienen formas reverenciales de respeto a instituciones corrompidas hasta el tuétano por su sumisión a ideologías y partidos, que el Tribunal Constitucional, tras mantener trece años en el limbo el recurso planteado por el PP a la ley del 2010, haya resuelto el tema en menos de un mes desde que se estableciera una mayoría izquierdista en su seno. Lo que, según se decía, planteaba unas dificultades jurídicas inconmensurables, se ha resuelto por arte de magia en cuanto la izquierda se ha hecho con el control. ¡Qué ridículo ha cubierto, retrospectivamente, a los sabios letrados "conservadores" que durante trece años no tuvieron arrestos para obrar en conciencia en este tema! Quizá a la espera de lo que ahora finalmente se ha producido, pero manteniendo impolutas sus togas del barro del camino. Más llamativo y bochornoso aún es que el máximo dirigente del partido recurrente, el señor Feijóo, se haya felicitado públicamente por el rechazo de su recurso y por la plena constitucionalidad resultante de una ley que a él le parece "correcta en términos generales, constitucional y, por tanto, es un planteamiento que merece mi respeto". ¿Por qué entonces mantuvo el PP su recurso contra esa ley tan estupenda durante trece años?
En los próximos años veremos, si Dios no lo remedia, monstruosidades que todavía ahora parecen imposibles. Admitida una ley de plazos, el plazo puede ampliarse a criterio del legislador hasta el mismo momento del parto. Así lo acaba de aprobar el estado de Minnesota en Estados Unidos por un solo voto de mayoría en su senado. Y esa es la tendencia que se consolida entre los partidarios del aborto en todas partes. El movimiento provida en España tiene que hacer una profunda reflexión sobre sus estrategias y, sobre todo, sus alianzas. No se puede dar por perdida esta guerra por mal que hoy se hayan puesto las cosas.
Publicado en Diario de Sevilla.