Este primer domingo de mayo se ha celebrado en España (junto con Portugal, Hungría, Lituania y Sudáfrica) el Día de la Madre, extendida por el mundo entero, aunque no en todas partes se conmemora en esta fecha. La mayoría de los países lo hacen el segundo domingo de mayo, pero hay bastantes excepciones de naciones que lo celebran en fechas muy distintas (puede verse todo ello en la entrada de Internet “Cuándo se celebra el Día de la Madre”).
La festividad tiene por objeto rendir homenaje, más que merecido, al menos un día al año, a la Reina de la casa, si bien en las familias bien avenidas el Día de la Madre es todo el año, con regalos y frascos de colonia cuando se tercie o sin ellos, porque “como mamá no hay nada”..., ni nadie. El padre tiene también un papel fundamental en las familias bien estructuradas, en tanto que “príncipe consorte”, o representación figurativa de la autoridad en la casa, pero la Reina es la Reina y, a la postre, la que sutilmente corta el bacalao, gracias a Dios.
Este reparto de papeles (de “roles” dicen los cursis) en el entorno familiar, les resulta difícil de entender a los musulmanes, porque creen que el matriarcado propio de la cultura occidental, reblandece a los tíos y los vuelve medio del revés, aparte de que allí donde las mujeres pintan algo o mucho, no pueden ejercer el ordeno y mando con ellas y sus hijos como enseñan sus normas.
En el lado totalmente opuesto tenemos a las feministas, que quieren ver a los hombres con collar canino y bozal a poco que se dejen. Es la lógica de la confrontación de géneros, última variante de la lucha de clases. Estos epígonos de don Carlos el de las espesas barbas blancas, siempre están en lucha contra algo o contra alguien. Lo suyo es la guerra civil o la revolución permanente, como preconizaba el señor Trotski, al que luego excomulgó Stalin y mandó al catalán Mercader para que lo apiolara.
El Día de la Madre no es un invento moderno, aunque lo parezca por el entusiasmo con que lo exaltan los grandes almacenes y las marcas de perfumes. Es comprensible, tienen que vender, porque si el consumo no funciona y dejamos de pedalear, la bicicleta se para y nos vamos al suelo todos. Seamos, pues, indulgentes. Pero la cosa de esta celebración viene de atrás, de muy atrás, nada menos que del mundo clásico, o sea de la Grecia y la Roma antiguas. En Grecia se celebraban festejos en honor de la diosa Rea, madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. En Roma esta misma diosa se llamó Hilaria, también muy festejada. En España recuerdo que dicha conmemoración la puso de moda allá por los años sesenta, o quizás antes, coincidiendo con la fiesta de la Inmaculada, la Sección Femenina de FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas). Luego vinieron otros aires, más bien de la orilla opuesta del Atlántico, y el Día de la Madre paso a celebrarse en mayo, como en la mayoría de los países del mundo, que eso de singularizarse por razones religiosas, concretamente católicas, está muy feo. Pero da igual una u otra fecha; lo importante es su celebración, porque madre no hay más que una, cierto certísimo, pues del padre, en algún caso, vete tu a saber.