La Iglesia Católica en España ha dedicado el año pasado bastante dinero en la campaña publicitaria “X Tantos", de cara a que los españoles marcaran la casilla de la propia Iglesia en su Declaración de la Renta. No es la primera campaña en ese sentido y no será la última. Y está bien que así lo haga, pues es necesario concienciar tanto a los fieles como a los que no lo son de la importancia de la obra social católica, sobre todo ahora que estamos en un tiempo de grave crisis económica. Ahora bien, sinceramente echo de menos otro tipo de campañas en las que el mensaje no sea “oenegista” y de énfasis en el servicio social que la Iglesia presta a la sociedad y sí de claro anuncio del evangelio o de los valores éticos y morales que se proponen desde el catolicismo. Ahí tenemos el ejemplo de los obispos holandeses que salieron estas pasadas navidades en los televisores de su país dando testimonio de lo que Cristo significa para sus vidas, en el contexto de una campaña cuyos destinatarios principales son los católicos no practicantes de dicho país. Si cruzamos al otro lado del Atlántico, cabe recordar el esfuerzo económico que llevó a cabo la Iglesia Católica en Méjico cuando pagó un anuncio de dos minutos de duración en horario “prime time” para dar al país las razones de su oposición a la aprobación de una ley abortiva en el Distrito Federal. Y hoy nos enteramos por Pablo Ginés en La Razón que los cristianos llevan años usando los autobuses británicos para anunciar el evangelio, de tal manera que la campaña de los ateos es más bien una respuesta a tanta campaña cristiana que al revés. O sea, incluso en un país tan descristianizado como Gran Bretaña, en cuya capital hay ya más musulmanes que asisten a sus mezquitas los viernes que anglicanos a sus templos los domingos, los hijos de la luz son más activos que los hijos del analfabetismo espiritual. La Iglesia Católica en nuestra nación debería de tomar ejemplo de las iglesias que hacen las cosas bien en otras partes del mundo. Me viene a la memoria la campaña “Propóntelo, propónselo” que se llevó a cabo hace bastantes años, como respuesta al “Póntelo, pónselo” del socialismo gobernante. Hoy se podría repetir algo así. Y se podría lanzar una campaña clara y rotunda contra el aborto y a favor de la vida y la familia. Y se debería de elegir a nuestros obispos más “telegénicos” para que asomen su gaita por las televisiones dando mensajes claramente evangelizadores. Y los movimientos eclesiales más activos deberían de implicarse en este tipo de iniciativas. Las misas o concentraciones masivas están muy bien, pero son flor de un día. El esfuerzo ha de ser constante. Busquemos la forma de ser luz no sólo por nuestras obras sino por la repercusión mediática de nuestro mensaje. Ya dijo Cristo que hemos de ser una ciudad que se sitúa en lo alto de un monte para que se nos vea. Hay que llegar allá donde el evangelio no se hace presente. Está muy bien tener una correcta programación religiosa en la Cadena Cope y Popular TV. Está muy bien contar con Radio María y con otras emisoras diocesanas tanto de radio como de televisión. Pero con esos medios se llega a los “ya convencidos". Hace falta alcanzar a los alejados. Y si para eso hace falta invertir dinero, inviértase. Al fin y al cabo el principal cometido de la Iglesia de Cristo no es hacer de gran “Asistenta Social” que alcanza donde no llega “Papá Estado". No, su principal tarea es la salvación de las almas por medio de la predicación del evangelio. Lo demás, lo de dar de comer al hambriento y de beber al sediento, es consecuencia directa de ese evangelio y del amor por los hombres.
Luis Fernando Pérez Bustamante