Ya está todo dispuesto para que mañana se celebre ese gran acto festivo y litúrgico a favor de la familia en la plaza madrileña de Colón. Otros han dado ya muchas y buenas razones para asistir al acto, así que no voy a repetirlas. Pero sí me gustaría señalar tres aspectos que creo que tienen más importancia de la que parece. Cifras de participación Como cristianos nos debemos siempre a la verdad. Se está hablando de un millón o más de personas en Colón. Pues no puede ser. No cabe tanta gente en la plaza y aledaños. Punto. No hablamos de una manifestación en la que la gente se mueve. Allí estará todo el mundo quieto. Y los fieles no se van a poner unos encima de otros, así que caben los que caben. No tiene sentido que mintamos sobre las cifras. Da igual ser un millón que doscientos o trescientos mil, mientras aquello se llene y quede claro que existen miles y miles de españoles capaces de trasladarse a Madrid desde todos los puntos de España a finales de diciembre. Son muy significativos los más de mil autocares que han solicitado sitio para aparcar y los miles de coches particulares que vienen de fuera. ¿Qué partido o institución de este país es capaz de movilizar a tanta gente en unas fechas tan intempestivas? Porque ser madrileño e ir a pasar frío a Colón puede tener mérito, pero ir allí desde cientos de kilómetros de distancia es un testimonio de fe digno de alabanza. No empañemos tanta belleza con una cifra desorbitada de asistentes. No necesitamos mentir ni exagerar. El pueblo sigue a sus pastores En esta ocasión, han sido los pastores los que han tomado la iniciativa. El año pasado ellos fueron detrás del rebaño, de los movimientos eclesiales. Ahora van delante, tanto a la hora de convocar como a la de conducir la celebración, cosa lógica pues estamos, al fin y al cabo, ante una Misa. Se ha anunciado que Kiko Argüello hará en algún momento una monición o cosa parecida. Bien, esperemos que sea discretito y, eso sí, tan directo como siempre. Pero para mí será fundamental la homilía del cardenal Rouco Varela. Quiera Dios que le salga redonda. Sabemos que el cardenal madrileño no es un hombre cuyo tono de voz enardezca a las masas, pero sus homilías son siempre como un buen fuego de chimenea al cual calentar el alma con el calor de una fe católica explicada con serenidad y sabiduría. Ubi Petrus, ibi Ecclesia La conexión en directo con Benedicto XVI será ejemplo vivo de la comunión de la iglesia española, en especial de los obispos, sacerdotes y fieles allá presentes, con el Vicario de Cristo. Mucho se ha hablado y se hablará sobre las presencias y ausencias episcopales en Colón. Estará el Papa y una gran representación del episcopado español. Con eso basta. Luis Fernando Pérez Bustamante