Vaya racha llevamos. Sentimientos encontrados. En pocos días hemos encadenado: * La creación de «Protagonistas para una Europa Cristiana», por el italiano Magdi Cristiano Allam, con la finalidad de defender los «valores no negociables». Proyecto que no tiene encaje en la actual estructura partidista. * El extraordinario ejemplo del Gran Duque de Luxemburgo, que se negó a firmar la ley de despenalización de la eutanasia en su país: coherencia y valentía. * Hoy nos volvemos a asombrar con la decisión de Tabaré Vázquez, de renunciar al Partido Socialista, porque quería revocar su veto a la ley del aborto, y a las continuas críticas que ha recibido en su formación por la decisión tomada. Y mientras en España, tenemos que huir del PSOE, avergonzarnos del PP y soportar al No Rey de los Belgas. ¡Que alguien me ayude a identificar la maldición bíblica que nos consume! Leí emocionado el discurso del presidente uruguayo, que en contra del criterio de su partido, decidió vetar la ley del aborto. Argumentación científica, argumentación política, argumentación ética. Es tan bueno que hasta le perdono el mentiroso mantra de que la izquierda protege está comprometida con el más débil. Estaba claro que no iba a quedarse ahí la cosa. Los días 22 y 23 de noviembre, una semana después del veto presidencial, el congreso del Partido Socialista aprobó una moción por la que se comprometían a volver a promover la despenalización del aborto. Criticaron incluso la defensa que el presidente hizo de la objeción de conciencia. Muy dolido con la situación, Tabaré Vázquez, presentó la renuncia. El documento se ha conocido hoy. Ahorita mismo dicen que no se la aceptan. No sé cómo terminará esto, en cualquier caso gracias Presidente, lástima no haber podido votarte. Creo que la batalla de la «cultura de la vida» se ha planteado en los términos correctos: la coherencia. Lástima que en mi pueblo no la vea. Dónde está mi Palin, mi Magdi, mi Enrique, mi Tabaré. Juanjo Romero, DeLapsis@gmail.com