Leo hoy en RD que Losantos insulta de nuevo al cardenal de Barcelona desde la cadena de los obispos. Un titular bien puesto, sí señor. Atrapa al lector para que lea el contenido. Yo inmediatamente me zambullí en el artículo. Que luego no es para tanto. Además de que el periodista autor del articulejillo no tenga ni idea de lo que es vitriólico. Si Jiménez Losantos casi parece una ursulina. La vitriólica arremetida no pasó de decir: Al cardenal Sistach, al que sus enemigos, que son bastantes, llaman Nostach. Porque añadir que en sus reuniones en la Conferencia Episcopal pide la dimisión de Losantos y Vidal ni es insulto ni vitriólico sino constatación de lo que Nostach va diciendo por ahí. Tal vez el vitriolo esté en que eso lo repita a las 6, las 7 y las 8 subiendo de tono y de saña. Ciertamente lo puede repetir gritando más pero si repite no hay más saña. Habrá la misma. Vamos, que seguimos con una tontería tal vez más gritada a las 8 que a las 6. Pues ni el Nostach parece tan grave, lástima no haberlo patentado en su día, ni los decibelios serán tantos. Pero como este ateo, o agnóstico, es malísimo, arremete contra todo lo que suene a eclesial en Cataluña. La verdad es que allí no hay mucho que suene a eclesial pero si lo poco que hay es arremetido por Losantos pues entre él y Nostach no van a dejar nada. Aunque como estamos en el morfandolio de la incelutria ese ataque a todo lo católico de Cataluña no es que los montes parieran un ratón, es que ni una hormiga. Todo se redujo a que puso a caer de un burro a Pipo Carbobell, miembro de Cristianisme i Cultura de la Fundación Maragall. Ni puñetera idea de quien es ese tal Pipo, de quien jamás he oído hablar y que me extraña muchísimo sea eso todo lo que suene a eclesial en Cataluña. Ya sé que lo eclesial suena allí poquísimo pero sólo pi... po..., pi..., po.... Si lo único que queda es eso, Nostach lo hizo todavía mucho peor de lo que yo creía. Decir que Radio Estel no la oye nadie es certificar la pura realidad. No la oye nadie. Pues no veo el insulto ni el vitriolo. Que no ama a Nostach parece evidente. Pero no quebranta aquello de amor con amor se paga. Porque el cardenal tampoco ama a Losantos. Y concluyo con una impresión personal y que no pretendo que otros compartan. Aunque estoy seguro que más de uno lo hará. Yo no veo en Jiménez Losantos un enemigo del catolicismo. Incluso, para no ser católico, le encuentro bastante amistoso. Lamentablemente no podría decir lo mismo de Nostach. Creo que hace mucho más contra la Iglesia que Jiménez Losantos. Y con mucha más culpa. Porque este, aunque no esté, es cardenal. El cardenal Nostach. Francisco José Fernández de la Cigoña