Mientras sigan negando sus fantasmas sobre la población y la inmigración, las pensiones, la productividad, el aborto y el empobrecimiento, porque les aterrorizan; mientras el poder viva instalado en el relato de lo políticamente correcto, viviremos peor y sacrificaremos nuestros hijos y nietos a un mal futuro.
Difundir la teoría del Gran Reemplazo en Francia le ha valido a Éric Zemmour, líder del partido francés Reconquista, continuadas descalificaciones, pero la verdad pura y dura es que tal cosa en el caso de España será una realidad en menos de treinta años. Y no, no se trata de Zemmour quien lo afirma, sino el Banco de España en su informe anual.
Los datos que formula son muy concretos. Según en el INE, en 2053 habitarán en España 14,8 millones de pensionistas, de los que una parte no determinada, pero para nada pequeña, serán de origen extranjero. Todos los que se mantengan de los actuales inmigrantes hasta los 65 años y que ya son el 17% de la población. Esto convierte a España en el cuarto país del mundo en este capítulo, detrás de los Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Habrá 18 millones de autóctonos en edad de trabajar y 12 millones de extranjeros en las mismas condiciones. Esto significa una población total de 44,8 millones de personas, si sumamos los pensionistas. Una cifra menor que la actual (48,5 millones). Los nacidos en el extranjero serán del orden de una tercera parte. Esto no es el reemplazo, pero sí una vigorosa sustitución parcial, mayor todavía si añadimos el impacto de los hijos de la primera generación nacidos aquí de padre y madre extranjera, según y como se haya producido la integración y la igualdad de oportunidades.
Pero ante estas cifras llegó el Banco de España y mandó parar. Con aquellos datos, las pensiones no se sostienen porque no dan para mantener la tasa de dependencia, ahora situada en el 26%. Para que esto sea posible se requiere que la cifra de trabajadores extranjeros alcance la cifra de los 37 millones. El resultado de este nuevo escenario, el que se necesita para mantener la actual situación de las pensiones (que son deficitarias) significa que la población extrajera será el 57% de la población que vivirá en España y el doble de la población activa. Esto sí ya es el gran reemplazo sin paliativos.
De hecho, bajo este escenario, que no tiene por qué producirse, el reemplazo se habrá realizado mucho antes, porque donde se juega realmente no es en el total, sino en la población joven y adulta en edad de trabajar. En algunos lugares, caso de Cataluña, que ya tiene una población extrajera del 26,2% (31% en el caso de Barcelona), el cambio se dará en poco más de diez años. Cataluña, la población nacida en el extranjero ha crecido un 4,1% en el último año.
Pero, incluso así, es dudoso que ese flujo masivo de inmigrantes (en 2023 llegaron 675.000 inmigrantes regulares), que necesitarían unos 800.000 puestos de trabajo, sea suficiente para igualar las cuentas, porque el capital humano de cada uno de ellos es menor que el de un autóctono; su productividad es más pequeña y no servirían para responder a las necesidades de la transformación tecnológica de la economía española.
Es importante destacar que el valor del capital humano en España es decreciente desde principios del siglo XXI. De hecho, en 2021, el valor per cápita era un 19,1% menor que en el año 2000. El valor per cápita del capital humano en España se situó en 320.975 euros en 2021.
Este deterioro se debe a cinco factores:
A. El envejecimiento de la población, lo que reduce la fuerza laboral y la productividad.
B. La baja tasa de natalidad. El número de nacimientos en España ha estado disminuyendo durante las últimas décadas. Han disminuido constantemente con contadas excepciones y ligeros repuntes, como en 2014. En 2023, se registraron 396.000 nacimientos, la cifra más baja desde el fin de la Guerra Civil, a pesar de tratarse de una población muy superior. También registró la segunda magnitud más alta en defunciones; para la primera deberíamos remontarnos a 1941 y por una diferencia de pocos miles. El resultado es que la tasa de natalidad ha caído de 1,5 hijos por mujer en 2014 a 1,16 en 2022.
C. En este contexto, el aborto masivo, con cerca de 100.000 casos, uno por cada 3,96 nacimientos, posee un impacto notable en términos de pérdida de capital humano. El aborto destruye un potencial de capital humano por valor de más de 26.000 millones de euros, lo que equivale a un 2,0% del PIB español. Para valorar su importancia basta recordar que la tasa de crecimiento promedio entre los años 2000 y 2023 fue del 1,7%. El crecimiento potencial del PIB español a medio plazo se sitúa en torno al 1,3%-1,9% según Banco de España.
D. También afecta al capital humano la emigración de talento joven en busca de mejores oportunidades laborales. Según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y BBVA, el valor del capital humano perdido por la emigración en España superó los 150.000 millones de euros en 2022. Esta cifra representa un 40% más que antes de la pandemia de covid-19. Más de 400.000 personas abandonaron España, principalmente jóvenes con estudios superiores.
E. La inmigración significa una reducción del valor del capital humano, en la medida que el nuevo empleo creado es ocupado por población extrajera en actividades de baja productividad. [Ver con más detalle en La inmigración en serio, parte 1 y parte 2.]
Esta caracterización se verifica en los factores del mayor crecimiento del PIB español (ver un análisis más extenso en El espejismo del crecimiento económico en España). En el primer trimestre de 2024, el PIB creció, según el INE, a un ritmo equivalente al 2,4% anual. De esta cifra, el 0,9% corresponde al gasto de no residentes, turistas sobre todo, el 37,5% del total. El consumo interno fue otra causa decisiva, fruto de la elevada cifra de empleo, que en la mayoría de casos, cuando se trata de nueva ocupación, es desempeñado por inmigrantes. Turismo y su entorno y población extranjera son las causas fundamentales del crecimiento del PIB, y también la explicación de porque este crecimiento global se traduce en un deterioro de la convergencia de renta con la Unión Europea, donde hemos retrocedido al lugar 18º de esta clasificación.
Mientras el gobierno español siga depositando su buen hacer económico en la simple lectura del PIB, pero prescinda de la renta por persona, que es la que mide la mejora, se siga olvidando de la familia con hijos y de la natalidad a pesar de su importante papel, porque no es políticamente correcto; mientras favorecer al aborto sea política de estado, apueste por el crecimiento vía mano de obra extranjera barata, que dopa los sectores de baja productividad y expulsa a la juventud más preparada -que ha formado a un elevado coste- porque la economía es incapaz de ocuparla y retribuirla adecuadamente; mientras todo esto sea lo habitual, no se quiera ver su relación con la productividad y el capital humano, se explique el mal bajo relatos de lo políticamente correcto y se produzcan histerias cuando se plantea el riesgo de reemplazo de la población, el empobrecimiento de la mayoría y la quiebra de las pensiones...; mientras todo esto sea así, España y en mayor medida Cataluña -porque es de las más afectadas-, tendrá un futuro negro, cada vez más presente.
Publicado en La Vanguardia.