Soy un laico que, desde mi nacimiento, he visto con pena como la Iglesia en Vizcaya y en todo el País Vasco se despeñaba de forma muy similar a como cuenta Germinans que lo hace la Iglesia en Barcelona y en toda Cataluña. La práctica religiosa ha llegado a ser prácticamente inexistente en ciertas franjas de edad; los abusos litúrgicos son sonrojantes en algunos casos; la diócesis ha estado (o sigue estando) dominada por ciertas comisiones, secciones, comités y demás Politburós, que atan e impiden a los obispos ejercer su ministerio; el seminario está casi vacío; han acabado convirtiendo a Roma en un trasunto religioso de lo que para el PNV Madrid es a efectos políticos; los colegios religiosos generan más ateos que los institutos públicos; la Universidad de Deusto está de capa caída y no sólo en la Facultad de Teología (que también y por mucho que al P. Abrego le hayan nombrado para un puesto en Roma) sino que, por ejemplo, la Facultad de Derecho, que conozco más, es simple y llanamente una porquería jurídica. En definitiva, la diócesis se mueve (o se venía moviendo) en un ambiente caduco, decadente, cutre y envejecido pero, eso sí, muy vasco, muy progre, muy antirromano, muy protestantizado y muy poco católico. Es verdaderamente deprimente que dos de las zonas tradicionalmente más cristianas y fieles a la Iglesia Universal estén ahora medio muertas por una confusa mezcla de nacionalismo, pseudoprogresismo, autoritarismo de ciertas personas y laissez faire-laissez passer de los obispos. No obstante, parece que en los últimos años algo está empezando a cambiar. Don Ricardo Blázquez, en mi opinión, un auténtico mártir del Episcopado, ha ido haciendo poquito a poquito desde su llegada algunos cambios pequeños pero que ya se van notando. Una de las actuaciones más bellas de Don Ricardo fue restaurar la procesión del Corpus Christi, que año a año va ganando en esplendor, belleza y, sobre todo, en devoción (este año hasta se hizo una Estación con el Santísimo, ¡algo nunca visto en muchos años!). También ha hecho Don Ricardo algo de limpieza en el seminario (llegó a asumir en persona el Rectorado cuando un Rector dimitió porque en una ordenación el ordenando dio gracias a ¡¡¡¡¡Comunión y Liberación!!!!! ¡¡toma ya!!). Todavía queda mucho por hacer, pero visto lo que tuve la gran alegría de oír y ver ayer, me parece que Don Ricardo va a tener una gran ayuda en Don Mario Iceta, el nuevo obispo auxiliar. El Apóstol Santiago es el Patrón de la Villa de Bilbao y desde hace unos años (también por impulso de Don Ricardo y del Párroco de la Catedral) se celebran unas Vísperas Solemnes el día 24 (además del Pontifical de hoy día 25). Al igual que el Corpus, las Vísperas y la Misa posterior han ido ganando en catolicismo (¡¡hasta se canta en latín!! gracias al magnífico coro de la Catedral, otra restauración de los últimos años). Este año las Vísperas y la Misa las ha celebrado Don Mario Iceta y ha sido toda una alegría escucharle: claro, conciso, valiente; en plena polémica Pagolera con algunos teólogos de Deusto y de otros sitios poniendo verdes a los obispos, se atrevió a decir que la Iglesia es apostólica y que los sucesores de los apóstoles son los obispos y no los teólogos (esto no se ha oído nunca en la Catedral de Bilbao) y puso en el centro de todo a Cristo, sin hacer extraños circunloquios que no llevan a ningún sitio. En conclusión, algo parece que está cambiando y es para bien; deseo ver vestido de rojo a Don Ricardo, pero visto lo que vi ayer, a Don Mario sé que le veré vestido de rojo tarde o temprano, y quizá hasta de blanco. En cualquier caso, muchas muchas gracias al Santo Padre por traernos a Don Mario, así como a Juan Pablo II por traernos hace ya muchos años a Don Ricardo, que el Señor les ayude en su labor. Pretor Flaviobrigensis