Me había prometido escribir lo menos posible este verano, pero, al parecer, no va a ser posible. Luis Fernando Pérez – que donde pone el ojo suele poner la bala – ha señalado en artículo reciente uno, tan sólo uno, de los aspectos deplorables de la cristología de Pagola que aparece en uno de sus escritos catequéticos y, al final, por eso de la amistad, me veo obligado a comentarlo. De manera certera, ha apuntado al hecho de cómo el autor separa a Jesús del YHVH que aparece en el Antiguo Testamento como dos entidades completamente distintas. La afirmación, que constituye una manera solapada pero no excesivamente sutil de negar la doctrina de la Trinidad, resulta deplorable en un teólogo que insiste en que es fiel hijo de la iglesia católica y lo es porque la mencionada creencia es una de las que son comunes a todas las confesiones cristianas con independencia de que sus fieles sean católicos, protestantes u ortodoxos. Pero no voy a entrar en esa cuestión. A mi juicio se trata más bien de saber, partiendo de las fuentes históricas, si los primeros cristianos, al revés de lo indicado por Pagola, identificaron a Jesús con YHVH o los vieron como seres sustancialmente diferentes. Pues bien, a tenor de lo que señalan las primeras fuentes cristianas, las del Nuevo Testamento, lo afirmado por Pagola es insostenible históricamente. Permítaseme dar tan sólo algunos ejemplos. - Mateo (3, 1-3), Marcos (1, 2-3) y Lucas (3, 3-6) señalan que Juan el Bautista es el precursor del que habla la profecía de Isaías 40, 1-3, un texto que, originalmente, está dirigido a “YHVH, nuestro Dios”. Una de dos: o los tres evangelistas no sabían lo que decían y además sabían mucho menos que Pagola o Pagola yerra. - Juan 12, 40-41 relaciona a Jesús con el texto de Isaías 9, 6 ss que, originalmente, se refiere a YHVH. Una de dos: o Juan no sabía lo que decía y además sabía mucho menos que Pagola o Pagola yerra. - Romanos 10, 913ss. Pablo aplica a Jesús el texto de Joel 2, 32 que, originalmente, se refiere a YHVH. Una de dos: o el apóstol no sabía lo que decía y además sabía mucho menos que Pagola o Pagola yerra. - I Corintios 1, 31. Pablo aplica a Jesús el texto de Jeremías 9, 24 que, originalmente, se relaciona con YHVH. Una de dos: o Pablo no sabía lo que decía y además sabía mucho menos que Pagola o Pagola yerra. - Hebreos 1, 10. El autor de la epístola aplica a Jesús el texto del Salmo 102, 25-27 que, originalmente, está dirigido a YHVH. Una de dos o el autor de la carta a los hebreos no sabía lo que hacía y además sabía mucho menos que Pagola o Pagola yerra. - I Pedro 2, 8. Pedro aplica a Jesús el texto de Isaías 8, 1415 que, originalmente, se refiere a YHVH. Una de dos: o Pedro no sabía lo que hacía y además sabía menos que Pagola o Pagola yerra. - Apocalipsis 1, 17-8. Juan aplica a Jesús los pasajes de Isaías 44, 6 y 48, 12, que, originalmente, se refieren a YHVH. Una de dos: o Juan no sabía lo que hacía y además sabía menos que Pagola o Pagola yerra. - Apocalipsis 19, 1115. Juan aplica a Jesús el pasaje de Isaías 63, 3, que, originalmente, se refiere a YHVH. Una de dos: o Juan no sabía lo que hacía y además sabía menos que Pagola o Pagola yerra. Añádase a esos pocos botones de muestra – diez - los pasajes del Nuevo Testamento donde Cristo es llamado “Dios” (Juan 1, 1; 20, 28; Romanos 9, 5; Filipenses 2, 5; Colosenses 2, 910; Tito 2, 13; 2 Pedro 1, 1; I Juan 5, 20, etc); el uso del Logos-Memrá (una circunlocución para YHVH) para referirse al Hijo en el prólogo del Evangelio de Juan; la utilización del Yo soy de Éxodo 3, 14 por parte de Jesús; la aplicación de pasajes relacionados con YHVH a Jesús; la adscripción a Cristo del título de Kyrios que los LXX otorgan a YHVH precisamente en sustitución de YHVH; e incluso la afirmación de que hacerse Hijo de Dios era “hacerse igual a Dios” (Juan 5, 18) y se ve sobradamente que las fuentes más antiguas del cristianismo tienen una visión de Cristo bien distinta de la sostenida por Pagola y, al menos, alguno de sus defensores. Todo ello sin incluir las propias pretensiones de Jesús – por ejemplo, la de perdonar pecados – que fueron entendidas en clave divina por sus contemporáneos judíos (Marcos 2, 7), que siguen llamando la atención de judíos contemporáneos como Jacob Neusner y que han sido recuperadas, por ejemplo, en el reciente Jesús de Nazaret de Ratzinger. En resumen, que o Pagola manifiesta una gravísima ignorancia de las fuentes históricas o da muestras de una no menos grave mala fe ocultándolas de su análisis porque, desde luego, no puede pretender que Pablo, Pedro o el autor del Apocalipsis conocían peor lo que pensaban los primeros cristianos de Cristo que él. A decir verdad, lo que los primeros cristianos pensaban de Jesús es obvio por las fuentes históricas – incluidas las paganas como la carta de Plinio en la que informa al emperador de que oran a él como a Dios – muy anteriores a los concilios de Nicea o de Calcedonia. Quizá por ello no sorprende que para intentar ocultar la verdad histórica, uno de los defensores de Pagola haya señalado cómo, entre otras actividades, se dedican a prohibir determinados libros en sus clases o incluso intentan sacarlos hasta de las bibliotecas. ¡Gran y donosa muestra de comportamiento académico y científico consistente en practicar la inquisición con otros y luego quejarse de las críticas recibidas! Constituye tal comportamiento el mismo que el de los partidarios de la memoria histórica sacando de las clases y de las bibliotecas a autores como Ricardo de la Cierva, Salas Larrazabal u otros. Y es que, al fin y a la postre, la cristología de Pagola y de sus defensores es al estudio de las fuentes históricas lo que los defensores de la memoria histórica son a la Historia contemporánea, es decir, puro prejuicio doctrinal que no soporta el enfrentarse con las fuentes históricas. Y ahora concédaseme la licencia de no volver a expresarme sobre el tema porque resulta verdaderamente penoso que un experto en cristología tan malo esté provocando tal gasto injustificado de tinta. César Vidal