La mañana de hoy la he dedicado a hacer un poco de turismo, para visitar aquellos sitios que merece la pena ver pero no forman parte del itinerario de las JMJ. Tras subir al "Skytower", donde se contemplaba un espléndido paisaje urbano, y dar un paseo por los "Royal Botanical Gardens", que se extienden desde la Ópera hasta la Catedral, en el otro lado de la ciudad, lindando continuamente con el centro económico de Sidney, he tenido que prepararme pronto para dirigirme al sitio asignado desde donde seguir la actividad central del día, de la que simultáneamente iban participar todos los peregrinos, el Vía Crucis. La ciudad se había convertido por unas horas en una gran Catedral al aire libre, para que todos los jóvenes juntos rezásemos y reflexionásemos a través de las estaciones del Vía Crucis, sobre el sacrificio que realizó por nosotros Jesucristo en su Pasión. Para ello unos actores recreaban teatralmente las trece estaciones, mientras todos los peregrinos en varios puntos de la ciudad lo seguían a través de pantallas gigantes. De los miles de sitios donde me podía haber tocado, tuve la suerte de estar justo delante del escenario preparado para la representación de la crucifixión, con un monte Gólgota de metal sobre el que se levantaban espectantes las dos cruces de los ladrones. Seguir por la pantalla las nueve primeras estaciones, no debió parecerle muy apasionante a una francesa que estaba sentada a mi derecha, que las roncó íntegras apoyada en la valla. Antes de la llegada del actor que representaba a Jesucristo y que arrastraba la cruz desde el otro extremo de la explanada de "Barangaroo", el monte Calvario se nos presentaba como una silueta negra que era delimitada por el sol que tras él atardecía, los soldados romanos se movían de un lado a otro con sus lanzas y sus cascos emplumados. Escasos momentos más tarde Simón de Cirene ya cargaba con el madero los últimos metros del camino. Un coro magnífico acompañó musicalmente todo el Via Crucis llenando la tarde de emoción y misticismo El día concluyó recordando la crucifixión y muerte de Jesús, como acto generoso por toda la humanidad, en una emotiva escenificación llena de realismo a la que acompañó en el momento culminante la famosa canción Amazing Grace, interpretada por una solista con mucho sentimiento. Tras darse por concluido el Via Crucis, alrededor de las seis y media, conseguir la cena incluida en el paquete del peregrino podía costar unas dos horas de cola como mínimo, así que lo mejor fue buscarse un restaurante italiano (de esos que hay en todas las ciudades del mundo), y volver a descansar pronto para prepararse física y mentalmente para los que serán probablemente los dos días más intensos de las Jornadas. Javier Tebas Camino a Sidney JMJ Sidney, lunes 14 JMJ Sidney, martes 15 JMJ Sidney, miércoles 16 JMJ Sidney, jueves 17