En Turquía el porcentaje de católicos se acerca al cero absoluto. Ahora mismo están en el 0,05%, lo cual supone unos 30-35.000 católicos en todo el país. O sea, son una ínfima minoría dentro de otra ínfima minoría, ya que el total de cristianos en la nació otomana no supera el 1%, mayormente ortodoxos. Las posibilidades de que la situación cambie, a día de hoy, son nulas. La razón es obvia. El presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, monseñor Pavodese, lo ha dejado bien clarito a los medios de comunicación que le han entrevistado con motivo del Año Paulino: "No es nuestra intención convertir a los musulmanes" Se puede entender que la prudencia aconseje no declarar a los cuatro vientos en un país musulmán, que se va a buscar denodadamente la conversión de musulmanes a Cristo. El mismísimo San Pablo tomaba precauciones a la hora de predicar el evangelio, pues era más necesario que lo predicara en muchos lugares a que recibiera el martirio prematuramente. Ahora bien, en mi opinión es intolerable que un obispo católico, presidente de una Conferencia episcopal, por más raquítica que sea la turca, tenga los "santos bemoles" de decir que no busca la conversión de los musulmanes y que además tenga el cuajo de asegurar que se miran mucho el tema de bautizar a los que llegan caídos del cielo -nunca mejor dicho- porque pueden tener motivos espúreos. Se me dirá que es muy fácil escribir estas cosas desde España, sentado delante de un ordenador y con pocas posibilidades de que me manden a chirona por sugerir que hay que predicar el evangelio a toda criatura. Pero en serio, a nadie le obligan a ser sacerdote y obispo en una nación donde difundir el evangelio está prohibido. Y lo que dice y hace ese obispo franciscano es exactamente lo contrario de lo que dijo e hizo San Pablo, quien en una de sus epístolas afirmó "Ay de mí si no predico el evangelio". Pues tome usted nota, monseñor: Ay de usted que no sólo no predica el evangelio a los no cristianos sino que además presume de no hacerlo. Dios le juzgará por ello. Luis Fernando Pérez Bustamante