Hablar de indulgencias no está de moda en determinados ambientes eclesiásticos supuestamente intelectuales. En cambio, sí lo está entre el pueblo de Dios. Se habla mucho entre los sacerdotes de la «caridad pastoral». Una buena muestra de esa caridad sería darle a la gente la ayuda espiritual que necesita y reclama. Si un sacerdote no cree en las indulgencias, que no las gane para él o para sus familiares difuntos, pero que no impida a los laicos acceder a ellas. Es de la más elemental justicia. Quiero aprovechar para informar a todos -laicos y clérigos- de que el Papa ha concedido indulgencia plenaria para los que participen en una «sagrada celebración o en un ejercicio pío públicamente realizado en honor al Apóstol de Gentes: en los días de la solemne apertura y clausura del Año Paulino». Es decir, el próximo día 28, cuando empieza el Año Paulino, se podrá ganar la indulgencia plenaria participando en la eucaristía. El Dios de la Misericordia está deseando salvarnos. ¿Por qué no dejarnos salvar por Él? ¿Quizá porque pensamos que no necesitamos que nadie nos salve porque somos perfectos o porque el pecado no existe? La soberbia ha sido siempre el principal obstáculo para la salvación. La vencemos reconociendo humildemente que necesitamos ayuda, que necesitamos el perdón de Dios. La Razón Santiago Martín