Con el título de una de las canciones más famosas de Alaska y Dinarama, comienzo mi artículo sobre un tema de gran actualidad que espero que ayude a reflexionar a personas que lo lean, sobre la Educación y de manera más en concreto sobre la Educación Religiosa y su presencia en la escuela.
Con el paso de los años me voy convenciendo, cada día un poco más, de que a los dos partidos con mayor representatividad en las urnas, el PP y el PSOE, el tema de la educación y formación integral de los alumnos, les importa “dos pepinos”, por no decir otra palabra, que puede resultar a muchos, malsonante y grotesca. Si algo les importara la educación, dejarían de usarla como arma arrojadiza. Muchos, por el contrario, pensamos que, como dijo el beato Juan Pablo II “los jóvenes de hoy son la esperanza del mañana”.
¿Por qué desde 1985 siempre que ha habido cambio de Gobierno, nos encontramos con una nueva ley educativa?: LODE, LOGSE, LOCE, LOE y en un futuro próximo con la LOMCE. Cada nueva ley nos la intentan vender y nos las presentan como la panacea y solución al gran fracaso escolar que sufrimos en España. Pero sin embargo, los datos siguen siendo de un fracaso y abandono escolar muy elevado comparándonos con el resto de nuestros vecinos europeos.
Toda escuela, tanto la estatal-publica como la no estatal -concertada o privada-, ha de tener en cuenta que es subsidiaria de los padres, que son los responsables máximos de la formación de sus hijos, y tiene el deber de dar una formación lo más integral posible de la persona.
Para que exista formación integral, no se puede olvidar ni menospreciar ninguna de las cinco dimensiones constitutivas de la persona. Estas dimensiones son: la intelectual, la emocional, la social, la física y la trascendental, también llamada espiritual. La escuela ha de formar y educar en estas cinco dimensiones si no queremos que los hombres y mujeres del mañana, nuestros hijos, sean personas “paticojas”, disculpen por la expresión.
¿A cuál de los dos partidos políticos que gobiernan en España, les interesa y preocupa la dimensión trascendental o espiritual de los ciudadanos del mañana? Realmente a ninguno y esto queda patente en cada una de las leyes “políticas- educativas” que llevamos desde el año 1985. Por convicción o por cobardía, no les interesa la formación y educación transcendental –espiritual– religiosa. ¿Por qué? Porque la clase de Religión es una asignatura que entre otros muchos más contenidos, ayuda a los alumnos a conocerse y encontrar respuestas a las grandes preguntas del ser humano, a valorar la libertad, a comprender nuestra cultura y comprender y respetar otras culturas con las que convivimos, a tener una actitud crítica ante las injusticias y desigualdades, e infunde valores tales como la coherencia, la solidaridad, la gratuidad, la generosidad, el respeto por la vida humana... valores que ayudan a hacer de este mundo, un mundo mejor.
Los políticos quieren ciudadanos “aborregados”, que todo lo más vayan cada cuatro años a las urnas a depositar el voto. No les interesan los ciudadanos libres, críticos y coherentes, que se interroguen el porqué de lo que acontece.
Las leyes educativas, y en un futuro cercano la LOMCE -hablo de ella que está a punto de ser aprobada en el Senado-, dejan entrever que se quiere relegar esta dimensión fundamental de la persona al ámbito de lo privado, cuando esta dimensión tiene mucho que aportar de positivo al bien público, al bien de la sociedad, al bien común.
Y como a los políticos poco les interesa la Educación de nuestros hijos, quiero acabar mi breve artículo dirigiéndome a los padres, que siempre buscan lo mejor para sus hijos, para que hagan uso del derecho que como padres les asiste, y exijan a los poderes públicos el cumplimiento del artículo 27.3 de nuestra Constitución, que encontramos en el capítulo de derechos fundamentales y libertades y reza así: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones”.
Muchos padres de los futuros alumnos que cursen 1º Bachillerato no podrán hacer uso de este derecho fundamental recogido en nuestra Constitución, tal y como aparece en la futura ley, si no elevan su voz protestando. No nos quedemos de brazos cruzados, hagan oír su voz.