Que el cardenal Sistach no está de acuerdo con la presencia de Federico Jiménez Losantos en la Cope no creo que sea una noticia que sorprenda a nadie. Buena parte de la iglesia católica en Cataluña es una especie de brazo eclesial del nazional-socialismo gobernante, una copia barata del anglicanismo o del cesaropapismo ortodoxo, que hace palidecer al, tan denostado por ellos, nacional-catolicismo supuestamente característico del régimen franquista. Desde hace décadas son muchos los curas y obispos catalanes más preocupados en ayudar a construir la "identidad" nacional de Cataluña que en evitar la absoluta descristianización de esa región española, otrora tierra de grandes santos. Los resultados están a la vista. Los ciudadanos de Cataluña son, de toda España, los que menos van a misa, los que menos bautizan a sus hijos, los que menos se casan por la Iglesia, los que menos contribuyen al sostenimiento de la Iglesia. Por supuesto, para ellos, incapaces de reconocer su fracaso existencial más absoluto -¿qué mayor fracaso para un pastor que quedarse sin ovejas?-, gran parte de la culpa de lo que les ocurre la tiene Añastro -Rouco- y la Cope -Losantos-. Es evidente que son milllones los catalanes que, masocas por naturaleza, sintonizan por la mañana la "emisora de los obispos" y tras escuchar a Losantos deciden no ir a misa el domingo y no ayudar a la financiación de la Iglesia. Y si algún despistado no oye la radio por la mañana, ahí está César Vidal en la tarde-noche para convencerles de que es incompatible el catolicismo practicante en Cataluña con la existencia de la Cadena Cope. Al fin y al cabo, los obispos catalanes pueden exhibir Radio Estel como modelo de radio moderna, competente, informativa, entretenida, apasionante y genuinamente cristiana. El que apenas la escuchen unos pocos miles es sin duda fruto de alguna conspiración centralista. Ya sabemos que toda la culpa de lo malo que pase en Cataluña la tiene Madrid. A nivel eclesial no tiene porqué ser diferente. Si los obispos que Roma nombra para las diócesis catalanas no son del agrado para los representantes de la cultura axfisiante del nacionalismo y el progresismo, la culpa la tiene Rouco. Si la Santa Sede se niega a darle a Sistach el auxiliar que él quería, la culpa la tiene Rouco. Si Losantos renueva, es sólo culpa de Rouco (Amigo no existe) Y si dentro de cinco años Cataluña es una tierra con mayoría absoluta de obispos católicos y no obispos "catalanizantes", la culpa habrá sido de Rouco. Ya sólo falta que digan que detrás de Germinans germinabit está el cardenal arzobispo de Madrid. De ser así, que obviamente no lo es, estaríamos ante el ejemplo más claro de la historia de la Cristiandad de cómo un arzobispo de una diócesis es capaz él solito de solucionar los problemas de fondo de otras diócesis sobre las que no tiene autoridad canónica alguna. Monseñor Rouco es un buen cardenal, pero a tanto no llega. Volviendo a las palabras del cardenal Sistach, lo menos que se puede decir es que él tendrá toda la autoridad eclesiástica que le corresponde por su condición de cardenal y arzobispo, pero autoridad moral tiene la justa. Efectivamente, muy pequeña es la autoridad moral de un cardenal que mantiene como sacerdote a un tipo que ha pagado abortos, que no dice una sola palabra a uno de sus párrocos que pide a los fieles que no colaboren con la financiación de la Iglesia y que se ha lanzado a saco para censurar a la web y el blog de los pocos curas y laicos catalanes que tienen el valor de plantar cara a su pastoral suicida. ¿Qué pasaría si Federico Jiménez Losantos se dedicara cada mañana a decir "son las seis y cuarto de la mañana y el cardenal Sistach no ha retirado del sacerdocio al cura que pagó abortos", o "son las siete y veinte y sigue de rector de la parroquia barcelonesa de Santa Dorotea el cura que pide a los fieles que no marquen la casilla de la Iglesia en la Renta"? Dice el cardenal Sistach que "el Vaticano dispone de sus propios canales de información", que "la Santa Sede desea que un medio de comunicación de la Iglesia, concretamente de la Conferencia Episcopal, desarrolle su actividad de acuerdo con el ideario aprobado". Pues imagínese, señor cardenal, lo contentos que se pondrán en Roma si a esos canales llegan las noticias que salen de su archidiócesis. Imagínese que, dada la todavía relativa poca repercusión que tiene Religión en Libertad, es la propia Cope quien, por boca del propio Federico, da a conocer lo de Pousa, lo de Vergés y lo que muy probablemente daremos a conocer en los próximos días. Luis Fernando Pérez Bustamante