Asociaciones de usuarios, medios de comunicación, conversaciones entre padres... escuchar los lamentos de quienes consideran que la Primera Comunión implica unos gastos excesivos para las familias está a la orden del día. Por eso, los obispos recuerdan que todo lo que gira en torno al Sacramento es, cien por cien, gratuito. Y, además, recibir la Eucaristía garantiza, en palabras de los dos uúltimos Papas, «hallar el centro de la vida» y «frutos de santidad». El traje o vestido, entre 100 y 330 euros; el banquete, entre 1.000 y 2.000; las fotos y el video, unos 300 ó 400 euros..., y así, hasta llegar a un coste medio de casi 3.000 euros. Ésta es la estimación que la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes ha realizado sobre el coste aproximado de una celebración familiar por la Primera Comunión. Sin embargo, estas cifras son engañosas. Como recuerda monseñor Juan del Río, obispo de Asidonia-Jerez, quienes se dejen llevar por estas informaciones, «es fácil que aumenten sus prejuicios hacia la Iglesia católica, porque las cifras que se dan sobre trajes, banquetes y regalos hacen pensar en lo caro que le sale a los padres católicos que sus hijos reciban, por primera vez, a Jesús sacramentado». De ahí que el prelado jerezano reivindique que «lo único necesario para recibir la Comunión es estar en gracia de Dios y tener la preparación adecuada a la edad, y que lo mejor es celebrar ese día «con sobriedad y alegría de corazón, como siempre ha recomendado la Iglesia». Dicho de otro modo, que las horas y horas de catequesis, la entrega del sacerdote, el hecho de comulgar y todo lo que gira en torno al sacramento de la Eucaristía y que afecta al ámbito de la fe, es cien por cien gratuito. Cero euros. «Poco se habla de la labor humana y cristiana que, de manera gratuita, llevan las parroquias y los colegios católicos en la educación de niños y jóvenes que se preparan para la recepción del Sacramento. Ahí están las muchas horas de catequesis, preparación y formación con el fin de ayudar a madurar a nuestros chavales para ese primer encuentro con Jesús sacramentado», asegura monseñor Del Río. Gratis... Y además sumamente útil Eso sí, que recibir el Cuerpo de Cristo sea gratuito no resta ni un ápice de su valor. Más bien al contrario. Y, además, es sumamente útil. Según explicó Benedicto XVI a un grupo de niños que iban a recibir la Eucaristía por primera vez, en 2005, «ir a misa y recibir la Comunión sirve para hallar el centro de la vida. La vivimos en medio de muchas cosas, y las personas que no van a la iglesia no saben que les falta, precisamente, Jesús; pero sienten que falta algo en su vida». Y les recordó que «es Jesús quien nos da la luz, quien nos orienta en nuestra vida, quien nos da la orientación que necesitamos». Acaso por esa importancia vital que tiene el sacramento de la Eucaristía, se entiende aún menos la tendencia de muchos padres por retrasar la Primera Comunión de los hijos. El mismo Papa Juan Pablo II, en su libro "Levantaos, ¡vamos!", aseguró que «la Sagrada Comunión anticipada fue una decisión pastoral que merece ser recordada y alabada. Ha producido muchos frutos de santidad y de apostolado entre los niños, favoreciendo que surgieran vocaciones sacerdotales». Un efecto real, pero sorprendente, como la misma presencia de Cristo en una pequeña fracción de pan. Misterio éste al que Benedicto XVI se refirió en aquel encuentro con niños de 2005, y que afecta también a los adultos: «No vemos al Señor mismo, pero vemos sus efectos: así podemos comprender que Jesús está presente (en la Eucaristía). Las cosas invisibles son las más profundas e importantes. Por eso, vayamos al encuentro de este Señor invisible, pero fuerte, que nos ayuda a vivir bien». Alfa y OmegaJosé Antonio Méndez