La presencia de tres señoras con argumentos pectorales en defensa del aborto en el Congreso de los Diputados es toda una metáfora de un hecho de fondo: los abortistas se han quedado sin argumentos y ya solo les queda el grito, la algarada y la violencia verbal o incluso física contra las personas y las instituciones. La evidencia científica del carácter humano del aún no nacido y la evidencia sociológica de que el aborto destroza a mujeres que se ven abandonadas en sus problemas con la disculpa de que pueden "resolverlos" abortando, ha desarmado el viejo discurso seudofeminista del proabortismo.
Cada vez es más patente que el aborto es una solución machista y violenta a problemas reales que su legalización oculta y esconde. El aborto es un inmenso fracaso personal y social, un negocio sangriento pero muy lucrativo y una estrategia de control seudototalitario de la población en defensa del privilegio colonial e imperialista de unos pocos. De feminista no tiene nada, por mucha teta que se exhiba en su defensa.
Las del argumento pectoral gritaban que "el aborto es sagrado". Ponían así de manifiesto también que para defender algo tan inhumano como el aborto hay que retorcer el lenguaje, despreciar la lógica, humillar los conceptos y pisotear las realidades más valiosas.
Estas chicas se han tomado en serio el compromiso gubernamental de reforma en materia de aborto. Esperemos que el Gobierno se lo tome tan en serio.
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