En lo referente al ataque al catolicismo en este país, vamos a asistir en los próximos años a una comedia dramática en la que los papeles están perfectamente repartidos. IU, ERC y el BNG son los malos sin sesera que cumplen en el Congreso el rol de burros entrando en una cacharrería. Si por ellos fuera, los católicos quedaríamos reducidos al estatus de parias a los que el Estado permite, graciosamente, celebrar el culto y poco más. Dicen que quieren acabar con los “privilegios” de la Iglesia en financiación, en la enseñanza de la religión, en el régimen de conciertos con la enseñanza privada (¿visteis, queridos hermanos de la FERE?) y en materia fiscal. Eso, de momento. Lo más curioso es que pretenden que el resto de religiones tengan los mismos derechos. Bien, en principio los católicos no nos oponemos a eso, aunque algunos tenemos verdadera curiosidad por saber lo que ocurriría si en España admitiéramos la poligamia aprobada por el Islam o la propia sharia como norma para las relaciones entre los musulmanes. Nadie piense que esto último es una locura porque
ya propuso algo parecido ese gran y nunca bien ponderado líder que tienen los anglicanos y que se llama
Rowan Williams, arzobispo de Canterbury y
druida en sus ratos libres. En todo caso, lo que está detrás de este movimiento es darle al PSOE la oportunidad de mostrarse como lo que no es: moderado. El lobo puede parecer un perrito faldero cuando se le compara con una hiena rabiosa, pero no deja de ser lobo. Y el hecho de que comunistas, republicanos y separatistas sean más anticlericales que el mismísimmo Satanás, no implica que el PSOE actual deje de ser tan anticlerical como sus genes históricos disponen. Por tanto, no debemos distraernos demasiado con los juegos florales de los grupos radicales minoritarios, aunque tampoco debemos ignorar su capacidad de envenenar a la sociedad. Lo que realmente importa es qué piensa hacer el gobierno con la ley de libertad religiosa. Y mucho nos tememos que la suavidad en las formas no podrá ocultar la radicalidad en el fondo. Los hijos de la viuda saben que tienen una oportunidad única, y quizás irrepetible, para asestar “un golpe de gracia” -y no gracia divina, precisamente- al catolicismo en este país. Lo que no saben es que la Iglesia de Cristo tiene la capacidad de sobreponerse a todo tipo de reveses, persecuciones o confabulaciones contra ella. Si quieren dar coces contra el aguijón, que las den. Y si media sociedad española, o más, quiere seguirles, que lo hagan. Da igual: NON PRAEVALEBUNT
Luis Fernando Pérez Bustamante