La Andalucía más cateta, de charanga y pandereta, se ha vestido de romero, ha llamado a su señorito y le ha puesto una medallita en agradecimiento por lo bien que ha hecho su obligación. ¡Una hermandad kantiana!, ¡qué sorpresa!. El espectáculo no puede ser más grotesco, el Hermano Mayor poniéndole la medalla al dueño del cortijo, precisamente al día siguiente que la viceministra De la Vega dice que va a sacar una ley para garantizar la libertad de conciencia, es decir, acogotar a los católicos. No se lo que habrá sentido el Hermano Mayor, ¿se habrá acordado de que Chaves quiere aplastar el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos? ¿Habrá pensado en la manera en la que su señorito ha impuesto la EpC y va a desobedecer al TSJA? ¿O quizás habrá pensado en los abortos, matrimonios homosexuales, en el enfrentamiento del partido del cacique andaluz contra la Iglesia? «La libertad y la democracia nos engrandece a todos y así ha ocurrido con esta manifestación religiosa y cultural que tanta aceptación tiene dentro y fuera de nuestras fronteras » , Chaves dixit. La libertad y la democracia entendidas al socialista modo, claro está. ¿Era conveniente darle esta medalla al Presidente de la Junta? ¿Era algo bueno? ¿Era bello? No. ¿Es que la Junta no ha hecho su trabajo, lo que debe por los impuestos que cobra? Sin embargo, en Andalucía seguimos viviendo un franquismo sociológico, donde el Estado traspasa como el aceite, por todos los poros de la sociedad. Seguimos doblándonos ante los políticos, aunque se nos vean las posaderas. La imagen del presidente de la Junta de Andalucía, el cura y el hermano mayor. Imágenes de otros tiempos. El Presidente del gobierno laicista perdiendo el culo por recoger la medallita. El hermano mayor y el cura a su lado imponiéndosela, ¿pensarían sacarlo bajo palio? El lunes volverá a salir la Virgen. Que Santa María nos proteja.
Isaac García Expósito