Estamos oyendo constantemente la afirmación que la Iglesia, si no quiere perder el contacto con la gente, debe renovar su Moral Sexual, que ha quedado tremendamente anticuada. Muchísima gente, muchos pienso que con la mejor buena fe, nos dicen que la Iglesia tiene que poner al día su moral sexual, porque ¿como atraer a los jóvenes con la exigencia de que, aunque se quieran y hayan decidido tener un proyecto de vida en común, han de mantenerse vírgenes hasta el matrimonio? Pero entonces ¿qué hemos de decir y enseñar a los jóvenes y mayores sobre la sexualidad?
Afortunadamente el problema está resuelto, según nos dicen los que opinan así: la educación sexual ha de darse de acuerdo con la ideología de género. Es decir la alternativa a la Moral Sexual Católica es, según la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de Marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, más conocida como la Ley sobre el aborto, y votada a favor por toda la izquierda, el PNV, y alguno más, la ideología de género. En efecto, en ella se dice: “Artículo 5. Objetivos de la actuación de los poderes públicos 1. Los poderes públicos en el desarrollo de sus políticas sanitarias, educativas y sociales garantizarán: e) La educación sanitaria integral y con perspectiva de género sobre salud sexual y salud reproductiva”. “Artículo 8. La formación de profesionales de la salud se abordará con perspectiva de género”.
Ahora bien, ¿qué es y qué defiende la perspectiva de género?: Cito unas palabras del cardenal Ratzinger (luego Papa Benedicto XVI) en su libro La Sal de la Tierra: “Actualmente se considera a la mujer como un ser oprimido; así que la liberación de la mujer sirve de centro nuclear para cualquier actividad de liberación tanto política como antropológica con el objetivo de liberar al ser humano de su biología. Se distingue entonces el fenómeno biológico de la sexualidad de sus formas históricas, a las que se denomina gender, pero la pretendida revolución contra las formas históricas de la sexualidad culmina en una revolución contra los presupuestos biológicos. Ya no se admite que la “naturaleza” tenga algo que decir, es mejor que el hombre pueda modelarse a su gusto, tiene que liberarse de cualquier presupuesto de su ser: el ser humano tiene que hacerse a sí mismo según lo que él quiera, sólo de ese modo será “libre” y liberado. Todo esto, en el fondo, disimula una insurrección del hombre contra los límites que lleva consigo como ser biológico. Se opone, en último extremo, a ser criatura. El ser humano tiene que ser su propio creador, versión moderna de aquél “seréis como dioses”: tiene que ser como Dios”.
En la perspectiva de género, el hombre y la mujer eligen su sexo y lo podrían cambiar, cuantas veces lo estimen oportuno, puesto que las diferencias entre hombres y mujeres se deben fundamentalmente a determinaciones sociales.
La igualdad radical es un principio básico de esta ideología que pone la sexualidad al servicio del placer y como los órganos sexuales los tenemos para algo, es decir para usarlos, se alienta no sólo la masturbación, sino también las relaciones sexuales de toda clase, también entre menores, pues también la infancia tiene derecho a su emancipación sexual. En este momento la mayoría de edad sexual está en España en los trece años, aunque parece se va a poner a los dieciséis.
La ideología del género quiere terminar con la opresión de la mujer por el hombre, considerando al matrimonio monógamo como la principal expresión de esta dominación, por lo que el matrimonio normal y la familia pasan a ser las instituciones a combatir. La lucha de clases propia del marxismo pasa a ser ahora lucha de sexos, siendo el varón el opresor y la mujer la oprimida. Imaginémonos las consecuencias que tiene todo esto en la educación de los niños, a los que hay que imbuir en estas ideas, aunque confío que más de un niño habrá preguntado a sus padres si el profe está loco.
Cuando empecé a hablar de la ideología de género, alguien me escribió: “Me contaba un amigo, que da cursos a pequeños empresarios por cuenta de una fundación que recibe dinero público para su sostenimiento, que en los últimos años están sufriendo el siguiente chantaje: si quieren seguir recibiendo subvenciones, sus profesores deben encerrarse durante un día entero con ideólogas de una fundación satélite del PSOE (que a su vez recibirá también un buen dinero por esto), para recibir cursos de ideología de género. Las cosas que les dicen a ellos son las mismas que le han dicho a ese alumno. Por suerte, en general todos opinan que son una panda de chaladas, y sufren esas clases de "reeducación" en silencio”.
Los defensores de esta ideología, ¿son realmente una panda de chalados?: Nietzsche terminó sus días en un psiquiátrico, W. Reich murió en una penitenciaría psiquiátrica, diagnosticado de paranoia y esquizofrenia progresiva, Kinsey era sadomasoquista y pedófilo, Althuser estranguló a su esposa, Bataille fue partidario del satanismo orgiástico, Foucault tuvo varios intentos de suicidio, era politoxicómano y padecía una grave enfermedad del sistema nervioso, Margaret Sanger terminó internada en una clínica con delirio alcohólico, K. Millet es una enferma mental con tendencias suicidas, Shulamit Firestone pasó varios años en una clínica psiquiátrica, E. Fischer, M. Drago y E. Frankfurt se suicidaron. (Estos datos los he extraído de Google, de los libros de Jesús Trillo Figueroa y de un artículo de Fernando Paz).
Y es que no hay que olvidar que la naturaleza no perdona.