En los últimos días, dos noticias han arrojado nueva luz sobre la relación que une al Papa Francisco con su predecesor, Benedicto XVI.
La primera es el anuncio que el mismo Jorge Mario Bergoglio dio el 13 de junio acerca de la próxima salida de una encíclica escrita "a cuatro manos":
"El Papa Benedicto me la ha entregado. Es un gran documento, en el que yo he recibido esta gran tarea: él la ha hecho y yo la llevo adelante".
Es la encíclica sobre la fe que el Papa Joseph Ratzinger tenía previsto publicar después de las dos precedentes, dedicadas a las otras dos virtudes teologales: la caridad y la esperanza. En el momento de su renuncia al pontificado estaba casi ultimada.
Curiosamente, también la primera encíclica de Benedicto XVI, la "Deus caritas est", había utilizado algunos materiales preparados durante el pontificado anterior; pero su construcción general y, en particular, la primera de sus dos grandes secciones, la más teológica, eran típicamente ratzingerianas.
Esta vez, en cambio, casi toda la redacción de la encíclica es de Ratzinger. Es como si el Papa Bergoglio se limitase a escribir la prefación y la conclusión. Su firma se convierte en el signo de un fuerte reconocimiento al Papa que lo ha precedido.
La segunda noticia se refiere, a su vez, a un libro publicado en Alemania este año, también él escrito "a cuatro manos": por el cardenal Paul Josef Cordes, presidente emérito de Cor Unum, y por el teólogo y psiquiatra Manfred Lütz, miembro de la pontificia academia para la vida y consultor de varias oficinas vaticanas.
Es un libro que ya desde el título – "La herencia de Benedicto y la misión de Francisco. ‘Demundanización’ de la Iglesia" – tiene como objetivo delinear una continuidad entre los dos Papas, en especial entre el discurso dirigido por Benedicto XVI a los "católicos comprometidos en la Iglesia y la sociedad" el 25 de septiembre de 2011 en Friburgo, durante el último de sus viajes a Alemania, y las afirmaciones de Francisco sobre la Iglesia "pobre para los pobres".
Los dos autores le entregaron el libro a Ratzinger a principios de junio, en un encuentro que tuvieron con él en el monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos.
"Vivo como un monje, rezo y leo. Estoy bien", les dijo el Papa emérito, según cuanto contó Lütz al semanal "Bild" del 5 de junio. Y sobre la continuidad entre él y Francisco comentó: "Desde el punto de vista teológico estamos perfectamente de acuerdo".
El contenido de este encuentro ha tenido muy poco eco en los medios de comunicación. Pero hay que señalar también que el discurso de Benedicto XVI en Friburgo pasó injustamente inadvertido cuando lo pronunció, a pesar de que con el discurso pronunciado en el Bundestag en Berlín era uno de los más relevantes, no sólo de ese viaje a Alemania, sino de todo el pontificado:
> " Desprenderse con audacia de lo que hay de mundano en la Iglesia…".