El aborto vuelve a la arena de la batalla, aunque no sé bien si como tema a debatir o como arma arrojadiza de la oposición y piedra de choque para las diversidades dentro del partido del gobierno. Hasta el ministro del interior habla del debate, de modo inconsciente (o como acto reflejo) cuando le preguntan por el terrorismo. Mucho le van a criticar, a pesar de sus clarificaciones, pero un punto en común sí tiene: la defensa del derecho a la vida.
El tema es mucho más profundo de un “hacer la política que marcan los obispos”. El argumento cae por sí sólo, y apoyar o criticar una opinión, simplemente porque la dice una persona, puede denotar ideología e infantilismo, despreciar el reto de pensar por uno mismo, viendo los pros y contras, todos, de una u otra postura. Hay que dejarse aconsejar y orientar por los más sabios, pero entendiendo sus opiniones y sopesándolas en el crisol de la verdad.
En este “problema”, intelectual, afectivo, de principios e incluso de desarrollo y economía, he espigado información de dos representantes, una “clínica” (o sea, lugar que cura o previene una enfermedad), la “clínica Dator”, y una fundación sin ánimo de lucro, la fundación Madrina.
La primera ofrece, según declara en su página web: “La realización de abortos de alto y bajo riesgo". El aborto es un riesgo, eso dicen los mismos que lo venden. ¿O lo dicen sólo para cubrirse las espaldas, por si de casualidad hay un pequeño fallo e imprevisto?
La fundación madrina ofrece: “Atención psicosocial y pisos de acogida. Banco materno infantil” Y muchas sonrisas, no exentas de esfuerzo, trabajo y lucha, como la inmensa mayoría de las decisiones de nuestra vida.
Navegando por su respectiva hoja de presentación, su página en internet, algo me llama la atención. En el el caso de la fundación madrina hay rostros, personas, niños, mujeres y hombres. En el otro, una flor, y ni siquiera completa. ¿Cuál es el centro de cada página, y de las ideas que hay detrás? En un caso, rebosa vida en los rostros, en las fotos. En el otro, ni siquiera aparece la palabra embrión en su diccionario, aunque sí identifica el embarazo como “Condición en la que una mujer lleva en el útero un niño en desarrollo”. Comienza con la “implantación del preembrión y continúa con la etapa embriónica y fetal”. En uno brilla la vida, en otro la frialdad de una empresa, y que además gana mucho dinero.
En uno abundan términos como derechos sexuales y reproductivos, embarazo no planificado, Cuando se habla de ética se alude a “la salud integral de las mujeres”; ahí centra su fin. En el otro caso, la preocupación se centra en “la promoción, ayuda y dignificación de la mujer y la infancia, en general, y de la madre y su maternidad, en particular, preservándoles frente a cualquier tipo de dificultad, riesgo, abuso, violencia o desigualdad social”. En un caso sólo cuenta la mujer (ella tiene la última palabra sobre “el embarazo no planificado” y su posible pérdida de bienestar). En el otro, mujer y niño, familia, tienen igual importancia. “La Misión de la Fundación es asistir y ayudar desde la acogida a las embarazadas y familias, madres y padres, con hijos hasta 18 meses en riesgo y situación de crisis, soledad, abandono o violencia –personal, familiar, social o laboral-, ofreciéndoles una solución personalizada a cada problemática y edad, con especial énfasis en la adolescencia”.
Si las mujeres embarazadas necesitan ayuda, y ese es el punto común de ambos extremos, busquemos cómo ayudarlas íntegramente, a la mujer y al otro yo que late en ella.
El aborto es "un drama" y un "conflicto brutal" entre intereses, justificados y exagerados. Hay personas implicadas en este conflicto, como mínimo los dos protagonistas..Resolver este conflicto es una obligación de toda la sociedad, no eludirlo, ocultarlo o manipularlo...