Como todos los años, con motivo de las inscripciones para el próximo curso escolar en la materia de Religión y Moral Católica, las asociaciones laicistas han protestado contra la existencia de esta materia y piden su supresión. La voz cantante en este asunto en mi tierra la lleva la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de La Rioja (FAPA), asociación no muy representativa porque en las elecciones los candidatos se presentan sin siglas y los votantes no suelen llegar ni de lejos al diez por cien, por lo que un pequeño grupo de un partido basta para ganar las elecciones. Además, en este asunto todos los padres tienen que decidir si apuntan a sus hijos a esta clase y lo hace afirmativamente una muy amplia mayoría.
El presidente de la FAPA afirma creer, según leo en la prensa, “en una educación sin dogmas” y que “cualquier religión, como explicación dogmática de la realidad, debe estar fuera del currículum escolar de un país del siglo XXI”. Los laicistas intentan además basarse en un artículo de nuestra Constitución que dice: “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias" (16.2) y "Ninguna confesión tendrá carácter estatal” (16.3).
Pero el mismo artículo 16 dice: “1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las comunidades sin más limitación en sus manifestaciones que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley... 3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
En pocas palabras: España es un Estado aconfesional, no laico y mucho menos laicista.
El artículo 27 dice: "Todos tienen derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza" (27.1) y "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (27.3).
Pero, por si acaso, “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España” (art. 10.2).
Esta Declaración dice: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos” (art. 26.3).
En defensa de los derechos de los padres, mi diócesis de Calahorra-La Calzada y Logroño ha dado a luz este comunicado, que reproduzco:
“1.- La clase de Religión Católica no es un privilegio de la Iglesia, sino un derecho de las madres y los padres reconocido en nuestra Constitución (art. 16 y 27) y en la Declaración de los Derechos Humanos.
2.- En el presente curso, el 70% del alumnado riojano ha ejercido su derecho y ha elegido libremente la clase de Religión Católica.
3.- España es un país aconfesional, no laico, lo que significa que no hay una religión oficial en España, pero sí una obligación de hacer posible el derecho constitucional de los padres. Y los derechos se deben respetar en todos los Centros Educativos.
4.- En la práctica totalidad de los países europeos aparece la asignatura de Religión Confesional en su ordenamiento jurídico, que garantiza el derecho de los padres a poder educar a sus hijos según sus creencias religiosas. No es algo exclusivo de España. Es una realidad consolidada en el resto de Europa.
5.- En clase de Religión Católica se entabla un diálogo con el resto de asignaturas para comprender el mundo desde la cosmovisión cristiana. Se enseña la aportación del cristianismo a nuestra cultura: a la ciencia, a la historia, al arte, a la filosofía, a la literatura… Es un diálogo de la fe con la razón. No es catequesis ni adoctrinamiento.
6.- La clase de Religión Católica busca la formación integral del alumno, favoreciendo las inteligencias múltiples y desarrollando todas las dimensiones de la persona, incluidas la espiritual y la emocional.
7.- La clase de Religión Católica contribuye a hacer ciudadanos libres, críticos, empáticos y solidarios. La educación en valores es un pilar esencial de nuestro Currículo.
8.- En clase de Religión Católica aprendemos nuestras costumbres y tradiciones de origen cristiano, que ayudan a comprender nuestra propia identidad riojana.
A tenor de todo lo expuesto, la diócesis anima a los padres, las madres y al alumnado en general a que sigan ejerciendo su derecho de elegir la asignatura de Religión Católica en libertad.
Y agradece su adhesión a este comunicado a: Escuelas Católicas de La Rioja, CONCAPA Rioja y CECE La Rioja”.
Termino con una consideración: sepamos defender frente a la intolerancia laicista nuestros derechos y no nos dejemos pisar.