Ante el actual conflicto entre Rusia y Ucrania reviven nuestras ansias de paz y la necesidad de reencontrar la fuente donde ésta brota con toda fuerza y transparencia. Ella está, ayer hoy y siempre, en la vida divina, que se nos ha revelado como comunión de amor entre Tres, que son distintos, pero a la vez son Uno, sin contraponerse, cancelarse ni dividirse.
Hablamos, por tanto, de la Santísima Trinidad, que es la más profunda fuente de la paz, y así he querido detallarlo en un libro de sencilla lectura que, con la Editorial Ciudad Nueva de España, volvemos a presentar como contribución a la edificación de la paz: La fuente de la paz.
El autor de este artículo firmará ejemplares de su libro este lunes 6 de junio a las 19.30 en la caseta 308 de la Feria del Libro de Madrid.
Precisamente, una mirada hacia la historia de Rusia y Ucrania nos hace encontrar un muy querido signo del cristianismo: el icono de la Santísima Trinidad de Andrev Rublëv (1360-1430). Como se sabe, esta famosa representación evoca el misterio trinitario desde la escena de las tres figuras angélicas que visitan a Abrahán, tal como lo narra del capítulo 18 del Génesis.
El icono de Rublëv fue elaborado para el monasterio de la Trinidad, fundado por su maestro, San Sergio de Radonez (1314-1392), al norte de Moscú, como un gran monumento para la paz. San Sergio fue un místico y teólogo trinitario que, sin necesidad de escribir un gran tratado, dio un magnífico testimonio de la vida divina en esa paz que irradiaba a todos, llegando a influir así en la vida política y militar de la Rusia de su tiempo.
El icono de la Santísima Trinidad de Rublëv data de 1411 y se encuentra en la Galería Tretiakov de Moscú.
Rublëv quiso honrar a su maestro y a toda la tradición espiritual bizantina y rusa elaborando este icono de la unidad divina como el misterio de comunión de los Tres que contemplan unidos la creación desde su centro en el cáliz sacrificial del Hijo, colocado al centro del altar y de toda la escena, por quien Dios ofrece su amor al mundo hasta el extremo. Este icono ha llegado a convertirse en la obra más famosa del arte y la espiritualidad rusa, perviviendo como el signo y la llamada perenne para que este pueblo y toda la humanidad encuentren la fuente de su paz en el misterio del amor divino.
En nuestro tiempo vuelve a despertarse la necesidad de buscar la paz precisamente desde esas tierras y desde ese pueblo que dieron origen a las naciones rusa y ucraniana, de cuya tradición espiritual proviene este testimonio de la Santísima Trinidad como fuente de la paz.
En La fuente de la paz, que escribí hace 10 años y hoy volvemos a ofrecer como contribución a la edificación de la paz, hacemos un recorrido por las fuentes bíblicas y de la tradición cristiana sobre la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo como origen y modelo de la paz. Ofrecemos también algunos puntos para nuestro crecimiento espiritual y vivencial a partir del amor trinitario, con unas modestas, pero significativas sugerencias prácticas para aplicar en la vida cotidiana.