El tema tiene mucho morbo. Porque hay gente que se piensa que la oposición al aborto se fundamenta en principios religiosos, antes que en fundamentos antropológicos. Desde esta perspectiva tan reduccionista, los que así piensan consideran que es lógico que la Iglesia se oponga al aborto, si es que entre sus principios morales está el que el aborto sea un pecado. Su postura sería, por tanto, muy respetable. Allá sus fieles. Pero lo que no es de recibo es que pretenda imponer a los no-creyentes su punto de vista. Porque la fe no se puede imponer.
Para tratar el tema con racionalidad se hace preciso separar claramente los aspectos religiosos de los meramente científicos. La premisa es no incluir argumentos religiosos en el debate, a fin de permitir un punto común de enganche para todos, creyentes y no creyentes. Tal punto común solo puede ser la evidencia científica, puesto que si buscáramos coincidir en principios filosóficos caeríamos en el mismo error (nadie puede imponer a otro su peculiar visión filosófica del mundo). Así pues, la cuestión a responder es la siguiente: ¿Cuándo empieza a existir un ser humano? Una vez lo tengamos claro, aplicaremos la convención de los Derechos Humanos, según la cual, su vida debe ser respetada y nada ni nadie puede destruirla o aprovecharse de ella en su beneficio.
Sin embargo, se siguen confundiendo conceptos, y se sigue pensando que la oposición al aborto parte de un punto de vista religioso. El tema ha cobrado actualidad estos días, porque se ha publicado un vídeo grabado en cámara oculta en el que se demuestra que el Hospital de la Santa Creu y Sant Pau, de Barcelona mantiene una actitud favorable al aborto. El médico habla a una mujer que está embarazada y el feto tiene síndrome de Down. Y le explica con una frialdad que asusta lo que debe hacer si quiere llegar a tiempo de poder “quitarse el problema” mientras todavía lo permita la ley. Si no han visto el vídeo, lo pueden ver aquí.
El tema plantea dos cuestiones graves: El primero es que oficialmente, según sus dirigentes, el hospital no está autorizado para practicar abortos. Y sin embargo, a lo que parece, los practica disimuladamente. Y el segundo, es que en el patronato de este hospital se encuentra el Cabildo Catedralicio de Barcelona, junto con el Ayuntamiento y la Generalitat (a partes iguales los tres).
Respecto al primer punto, autorizado o no, la verdad es que el hospital ha reportado la realización de abortos en el año 2010 (último año del que disponemos de datos). Lo pueden ver aquí, en la página 235, donde se cita en el reporte oficial de abortos del Ministerio de Sanidad al hospital como centro donde se ha reportado su realización durante el año 2010. El segundo es más peliagudo. Porque el Obispado de Barcelona, en línea con la ambigüedad que ya demostraron hace 2 años cuando estalló el escándalo, al conocerse que se practicaban abortos en este hospital, ha vuelto a sacar una nota de prensa tan vaga que no aclara nada. Juzguen ustedes mismos:
“La Delegación de Medios de Comunicación Social, en respuesta a su petición sobre las noticias publicadas últimamente sobre el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, de Barcelona, dice que entre los rasgos distintivos de la asistencia sanitaria prestada en esta institución se destaca el alto grado de eficacia de una medicina practicada en conformidad con los principios éticos del humanismo cristiano y con las normas morales de la Iglesia católica. Esta línea de actuación ha sido la constante seguida en el Hospital a lo largo de toda su historia. Los dos canónigos presentes en el Patronato del Hospital (MIA) y el arzobispo han trabajado siempre para que se respete este ideario. El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau nunca ha pedido la acreditación como centro autorizado para la práctica de interrupciones del embarazo. La Dirección del Hospital dio instrucciones al Director del Servicio de Ginecologías y Obstetricia para que no se lleve a cabo está práctica en este hospital.” Pues si no han pedido la acreditación, lo están haciendo sin permiso. Y con el descaro de encima declararlo oficialmente al Ministerio de Sanidad…
Claro que el hospital se escuda en que solo practica abortos “en el caso de enfermedades maternas graves en las que el embarazo puede ser, con alta probabilidad, la causante de un desenlace fatal, justificado con informes detallados y apoyados por literatura científica actualizada”. Esto no es aborto: Es procurar la vida de la madre y, en aplicación del principio de doble efecto, realizar un alumbramiento prematuro del feto, aunque ello implique su muerte, ya que de lo contrario, peligraría la vida de la madre. No obstante, el hospital también admite celebrar abortos en casos de graves malformaciones del feto (excluyendo explícitamente el síndrome de Down), aunque no esté en peligro la vida de la madre, con la excusa de que se produciría de todas maneras la muerte fetal o neonatal a corto plazo…
Para colmo, el gerente del hospital dice que no practican abortos porque “en el patronato del hospital está la Iglesia, y se acogen a la objeción de conciencia”. Lo dicho. Como si la oposición al aborto fuera una cuestión religiosa, en lugar de antropológica.