Cuando pensamos en “la fe y el Sur [de Estados Unidos]”, tendemos a pensar en el protestantismo en general, y quizá en los Southern Baptists [Baptistas del Sur] en particular, especialmente en referencia al denominado Bible Belt [Cinturón de la Biblia]. Sin embargo, en el Sur hay mucho más que la cultura protestante evangélica o fundamentalista que ha dejado sentir su presencia, social y políticamente, desde el sur de Virginia hasta Texas. Desde los primeros tiempos coloniales, la Iglesia católica ha tenido presencia en el Sur, sin la cual el Sur no sería lo que es.
La ciudad de San Agustín en Florida, la más antigua ciudad de Estados Unidos que ha estado continuamente habitada, tiene sus raíces en los pobladores españoles que llegaron allí en 1565. Estos intrépidos pioneros y exploradores fueron quienes celebraron, el 8 de septiembre de aquel año, la primera misa de la que hay constancia en lo que luego serían los Estados Unidos. Probablemente se habían celebrado otras misas antes de esa fecha, todas ellas en el Sur. Los exploradores, acompañados por sacerdotes, habían llegado a Charlotte Harbor en Florida ya en 1522, y a Cape Fear [El Cabo del Miedo], en Carolina del Norte, cuatro años después, casi cien años antes de que el Mayflower trajese a los primeros pobladores ingleses protestantes a lo que hoy es Nueva Inglaterra, y ochenta años antes de que los exploradores españoles dijesen la primera misa en California.
Desde San Agustín, moviéndose hacia el norte, los misioneros franciscanos establecieron asentamientos a lo largo de la costa hasta tan al norte como el río Savannah, hasta que la llegada de los británicos puso fin a esa expansión misionera. Los colonialistas ingleses intentaron erradicar el catolicismo en Georgia, y los católicos no comenzaron a regresar al estado hasta después de la Guerra de la Independencia, asentándose primero en Locust Grove, cerca de Augusta, y en Savannah. Las relaciones entre católicos y protestantes en Savannah, tensas al principio, mejoraron enormemente cuando la población protestante reconoció el heroísmo de las religiosas católicas cuidando de los enfermos y moribundos durante las epidemias de fiebre amarilla que sufrió la ciudad en 1854 y 1876. A partir de entonces, las relaciones entre católicos y protestantes fueron tan buenas y ejemplares que Savannah no conoció las revueltas anticatólicas que padecieron otras zonas del Sur.
Quizá el hecho más romántico de la historia de la Fe en el Sur es el de los cajunes, católicos franceses refugiados a causa de la persecución británica en Canadá, quienes se asentaron en Luisiana. La difícil situación de los cajunes (Les acadiens [los acadianos]) fue inmortalizada con gran belleza literaria en el largo poema narrativo Évangéline, de Henry Wadsworth Longfellow, donde la heroína epónima, basada en un personaje real, intenta encontrar a su prometido, de quien había sido separada a la fuerza por los ingleses la víspera de su boda. Hoy, la forma de vida cajún, en términos de cocina, música folk y fe religiosa, es una de las culturas étnicas de vida más vibrante en Estados Unidos.
Jo-El Sonnier, célebre cantante y compositor de música cajún, interpreta Évangéline Special, un clásico tema de este estilo musical de Luisiana.
La presencia católica en Alabama se remonta a la primera expedición española de 1539 y fueron los católicos españoles quienes primero poblaron el estado. En palabras de Christopher J. Carter, en un artículo en St. Austin Review, fueron “estos primeros alabamianos, estos católicos de Alabama, quienes conformaron Alabama y a su historia colonial”.
Más al norte, en Tennessee, la presencia católica ha sido más silenciosa, y por tanto menos controvertida. Las hermanas dominicas de Santa Cecilia, más conocidas como las dominicas de Nashville, han sido el corazón de la presencia católica en Tennessee desde su fundación en 1860. Hoy, aunque Tennessee sigue siendo uno de los estados menos católicos, las diócesis de Nashville y Knoxville están entre las diez diócesis del país con mayor número de conversiones de adultos a la Fe.
Si las dominicas han estado presentes en Tennessee desde 1860, los benedictinos de la abadía de Belmont, en Carolina del Norte, pueden rastrear sus raíces hasta su llegada al estado en 1876. Hoy, el Belmont Abbey College es una de las mejores instituciones académicas del país en humanidades. En cuanto a las franciscanas, la llegada de Madre Angélica a Alabama anunció el nacimiento de EWTN (Eternal Word Television Network), que tiene ahora una presencia mediática global inimaginable cuando se fundó en 1980.
Entre los gigantes de la Fe en la historia del Sur están el cardenal James Gibbons, obispo de Richmond (Virginia) entre 1872 y 1877 y arzobispo de Baltimore (Maryland) desde 1877 hasta su muerte en 1921, y el obispo John England, primer obispo de Charleston, cuyo fervor entusiasta le convirtió, a juicio del historiador James Wood, “en el más relevante prelado del Sur, y quizá de todos Estados Unidos, en el periodo prebélico”.
Aunque esta mínima panorámica no puede hacer justicia a la dinámica presencia de la Fe en el Sur, y aunque incurre en muchos e importantes pecados de omisión, demuestra al menos que hay muchísima más presencia cristiana en los Estados del Sur que la del Bible Belt protestante. Por así decirlo, encima del Cinturón, el Sur lleva el Sagrado Corazón de Jesús sobre su pecho, y la corona de Cristo Rey sobre su cabeza. En cuanto a la Madre de Cristo… ¡quizá deberíamos proclamarla como Reina del Sur!
Publicado en The Imaginative Conservative, tomado de St. Austin Review.
Traducción de Carmelo López-Arias.