Es comprensible que con la que tenemos y se nos viene encima, apenas podamos levantar los ojos de nuestras tribulaciones. En todos los medios ha descendido mucho la atención a lo que sucede más allá de nuestras fronteras: la observación de la política exterior, no digamos el tratar de influir, requiere de cierto sosiego y confianza internos, justamente de lo que aquí carecemos desde hace ya demasiado tiempo. No obstante, conviene reparar hoy en un acontecimiento relativo a las no tan lejanas elecciones presidenciales norteamericanas de 2020, cuyas primarias comienzan prácticamente con el año.
Mientras en el campo republicano nadie osa disputarle la candidatura a Donald Trump, en el demócrata hay no menos de media docena de pretendientes con algunas posibilidades. En ese poblado escenario, en el que han ido ganado relevancia políticos de la izquierda y la extrema izquierda del partido, como Warren o Sanders, en perjuicio del más centrista Biden, todavía hoy favorito en las encuestas, ha irrumpido Michael Bloomberg. El rasgo fundamental del personaje es que es un hombre inmensamente rico, tanto que Trump a su lado es algo así como un pequeño empresario. Si el hoy presidente posee unos 2.700 millones de euros, el precandidato demócrata amasa la casi increíble suma de más de 47.000, lo que le convierte en la novena fortuna del mundo. Tal vez sea eso lo que le lleva a asegurar que sólo él puede impedir la reelección de Trump.
Michael Bloomberg fue alcalde de Nueva York entre 2002 y 2013. Empezó su mandato como republicano y continuó a partir de 2007 como independiente.
Bloomberg no es un desconocido en política: fue alcalde de Nueva York por el partido republicano, criticado por su largo mandato de doce años -durante el que se produjo su cambio de partido- y sus polémicas medidas policiales y de orden público. Lo que a sus 77 años hace de él un progre afín a los actuales demócratas no son sus ideas económicas y sociales -se opone a la fiscalidad a los ricos o al sistema de salud de Obama- sino su aceptación de la agenda LGTB y su defensa del feminismo radical y del aborto. Es notable el atractivo que estas causas ejercen sobre las grandes fortunas, paralelo al papel que las grandes corporaciones han tenido en su difusión mundial, y más notable aún la inclinación de la izquierda actual hacia la plutocracia. Bloomberg, magnate de las finanzas, alma de Wall Street, podría llegar a ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos con el partido demócrata más a la izquierda de la historia. Vivir para ver.
Publicado en Diario de Sevilla.