Cuando, hace algún tiempo, escribí un par de artículos sobre Eurovegas, el periodismo PPlotillero me llamó "puritano", que es el sambenito más pintoresco que se le puede colgar a un modesto hijo del Arcipreste de Hita como yo: sobre todo si consideramos que ese mismo periodismo PPlotillero, cuando ha tratado de desprestigiarme ante católicos impresionables, me ha despachado como "el autor de Coños", señalándome como libertino. En donde vuelve a demostrarse que el periodismo PPlotillero puede decir tranquilamente una cosa y la contraria sin despeinarse, seguro de que su legión de hooligans incondicionales se tragará todo lo que diga, aunque sean las cosas más peregrinas e incongruentes. Pero uno entiende que el periodismo PPlotillero diga las cosas más peregrinas e incongruentes, pues para eso le pagan; y también para mantener a raya al "votante católico", al que se le pide que esté agitado y levantisco cuando los sociatas perpetran desmanes en plan bruto, y anestesiadito y dócil cuando los peperos perpetran los mismos desmanes en plan fino.
Aunque -dicho sea en su descargo-, cuando el periodismo PPlotillero me zurró por arremeter contra esa Babilonia pútrida (que su principal promotora, la presidenta Esperanza Aguirre, llama con ocurrente socarronería "parque temático para adultos"), hizo bien. Pues lo que no es de recibo es que un llanero solitario y pringadete como yo, a fin de cuentas peón de brega de una religión que les da mucho asquito, se desmande, mientras sus príncipes callan (por prudencia, of course). Pero ahora, de repente, al periodismo PPlotillero, cuando ya se las prometía muy felices, le ha salido un obispo díscolo que ha hecho lo que es obligación de todo obispo: iluminar a sus fieles en asuntos de doctrina y de moral. Este obispo díscolo ha sido el de Getafe, que en declaraciones a Religión en Libertad ha afirmado que el proyectado parque temático para adultos "es una fachada muy atractiva, que promete muchos puestos de trabajo, pero cuando entras ves la podredumbre", a la vez que espera "un pronunciamiento, no sólo de los obispos de las regiones afectadas, sino de la Conferencia Episcopal", pues el proyecto "no afectará sólo a una región, sino a toda España". Yo también espero, aunque sentado, dicho pronunciamiento; pero, entretanto, las palabras de Joaquín López de Andújar me han confirmado en la continuidad del misterio apostólico, que a veces, viendo las actitudes de otros obispos más politiquillos, más que misterio parece arcano esotérico. López de Andújar se ha mostrado aquí auténtico epíscopos, persona que contempla desde lo alto y mira con el corazón; y no como obispillo que contempla desde la mezquina componenda y mira con cálculo.
La misión que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, pero "comprende los fundamentos éticos del orden temporal", e incluye el poder dar juicios sobre la moralidad de concretas situaciones y actuaciones temporales (Gaudium et Spes, 76c). Un obispo no debe engolfarse en asuntos terrenales; pero cuando calla ante una objetiva y grave inmoralidad por razones de cálculo político está incurriendo en la peor golfería, que es lo que en lenguaje bíblico se llama "fornicar con los reyes de la tierra". Decía Chesterton que necesitamos sacerdotes que nos recuerden que vamos a morir, pero también y sobre todo sacerdotes que nos recuerden que estamos vivos. El obispo de Getafe, al denunciar la podredumbre moral que se esconde en el "parque temático para adultos" de Eurovegas, tan jaleado por el periodismo PPlotillero, ha demostrado pertenecer a esta segunda especie, y nos ha llenado de alegría.