Son días tristes para la libertad de expresión en España. El colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT) ha lanzado una campaña para amedrentar a los libreros y, conseguir así, retirar del mercado uno de los pocos libros que no proponen la afirmación homosexual.
Convertidos en una moderna inquisición, quieren echar al fuego aquellos libros que no son de su agrado, en una actitud muy parecida a lo que hacían los nazis cuando tomaban las universidades: hoguera potente en el lugar más visible, y cientos de libros al fuego.
Lo más triste es que el propio colectivo de gays y lesbianas ha celebrado por todo lo alto que una gran superficie haya cedido a sus presiones, y haya optado por censurar el libro, retirándolo de sus estanterías. Un día negro para la libertad de expresión en España.
El colectivo gay reclama para sí que la sociedad tolere y respete sus puntos de vista, y así lo hacemos en un porcentaje altísimo los españoles, pero esa misma tolerancia no se aplica contra los que osan discrepar, con respeto y argumentos, a sus puntos de vista.
Y otro asunto grave es que el propio colectivo gay utiliza una técnica de comunicación del propio Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich bajo el mandato de Hilter, cuando afirmaba que “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”.
¿Cuál es la mentira? Que el libro de Richard Cohen “Comprender y sanar la homosexualidad” (LibrosLibres) es un libro “homófono y que fomenta el odio”, según palabras de los portavoces del colectivo gay. Es evidente que los promotores de la campaña de censura a éste libro no lo han leído. Si lo hubieran ojeado, habrían comprobado como el mismo Cohen dedica ¡15 páginas! a explicar cómo “curar la homofobia”. El autor señala que “en la parte tercera comento cómo curar la homofobia, cómo superar el miedo y el odio a la homosexualidad”. Y, en la página 331, por ejemplo, critica a quienes hicieron a los homosexuales “objeto de ridículo” y “exacerbaron sus heridas de distanciamiento mediante prejuicios y discriminación social” y reclama que esas personas tendrían que “arrodillarse y pedirles perdón” a los homosexuales.
Del mismo modo, Cohen afirma que “el movimiento en pro de los derechos de los homosexuales ha prestado un gran servicio a la sociedad al sacar la cuestión de la homosexualidad ‘fuera del armario’ y al ponerla a la luz”.
El libro de Cohen está escrito con compresión y amor hacia la persona homosexual, y nadie que tenga esa condición sexual, y lo lea, pueda sentirse ofendida, ya que no hay nada en Comprender y sanar la homosexualidad que sea motivo de escarnio.
Entonces, ¿cuál es el problema? Que Cohen es un exhomosexual que logró cambiar sus sentimientos homosexuales y que escribe un libro para explicar cómo lo consiguió y, eso, para el colectivo de gays y lesbianas es algo que debe censurarse.
Son muchas las personas homosexuales que han leído el libro de Cohen – en apenas siete años se han vendido 7.000 ejemplares- y se han dirigido a LibrosLibres para darnos las gracias por su publicación. En sus cartas nos comentan que sufren y que no se sienten felices con su condición sexual, y que buscan un camino para cambiar esos sentimientos homosexuales, pero que nada ni nadie les ofrecía una mano… hasta que leyeron el libro de Cohen e iluminó sus vidas.
En estos momentos hay en España no menos de mil títulos que buscan la afirmación de la homosexualidad, y apenas cinco o seis que ofrece un camino para cambiar esos sentimientos. ¿Es mucho pedir, en aras a la libertad de expresión, que el colectivo gay deje de imponer la dictadura del pensamiento único y se abstenga de censurar esos pocos libros que no son de su agrado?
Álex Rosal