La noticia de la semana es que la Comunidad de Madrid ha decidido cargarse una tradición centenaria, la del descanso dominical. Dicen los responsables del proyecto que la libertad de horarios creará trabajo.
Lo interesante del asunto, para mí, no es ley misma sino el hecho de que la Comunidad haya actuado en función de sus competencias. Eso indica una gran cualidad política: la capacidad de decisión, que es la virtud más notable de Esperanza Aguirre; podrán gustarte o no sus opiniones, pero ya sean acertadas o erróneas, al menos las defiende. Resulta seductor ver a alguien creer en algo en el mundo gris de los apparatchik.
A mí como comprador me encanta que esté todo abierto a todas horas; lo que no sé es lo que opinarán los pequeños comerciantes que luchan contra poderosos competidores. Ya veremos si es un acierto o un error, si contribuye a hacer popular al gobierno de la Comunidad o le resta votos. No lo sé, no tengo una bola de cristal. Y tampoco me preocupa mucho, no me quita el sueño, de verdad.
Lo que sí me quita el sueño es pasar delante de esas clínicas que todos sabemos, donde ahora mismo, mientras me paseo, están cortando a cachos a un ser humano, a un ser tan pequeñito, tan vulnerable, que no tiene boca para gritar ni manitas para agitarlas mientras lo descabezan y lo reducen a papilla. Un ser humano al que le roban todo lo que es, todavía poquita cosa, y todo lo que podría ser, su vida entera, antes incluso de que sepa que existe. Un ser humano al que le niegan su humanidad por razones puramente estéticas.
En Madrid, según los datos oficiales, troceamos 20.496 vidas el año pasado. La población de Algete. Los que me conocéis, sabéis que soy antiabortista radical, de esos tíos raros que piensan que un ser humano es tan humano al principio como al final, y que no debiera existir nada parecido a un derecho a matar inocentes. En su día propuse que se prohibiera el aborto en Madrid. Algunos expertos me explicaron que sí pero no, que sin embargo, que tal y cual Pascual y el régimen competencial, que en realidad no podemos porque el gobierno son malvados sociatas que nos odian, que vuelan en escoba y huelen a pis, bla, bla, bla antiespaña, etc.
No podemos hacer discursos de cómo la izquierda es abortista y anticristiana, o hacer campañas contra organizaciones caritativas o médicas diciendo que son pérfidos progres partidarios del aborto y luego ponernos la venda sobre los ojos y no ver lo que sucede en Madrid. Tenemos 20496 razones para no callarnos.
La Comunidad de Madrid tiene también competencias sanitarias, pero no impide que se troceen niños en su sistema sanitario ni en los abortorios privados. Ahora no le podemos echar la culpa a los zoziataz de Zapatero. El gobierno de España es pepero; la comunidad es pepera; el ayuntamiento es pepero, las ardillas del Retiro son peperas, hasta las nubes son peperas. Toda España es azul pepé.
Que se coordinen, que se pongan de acuerdo los legisladores autonómicos y los nacionales, pero dado que son de la misma cuerda, que controlan el Senado, el Congreso, la Casa de Correos y el palacio de Cibeles, si no quitan esa atrocidad de nuestra Comunidad, entenderé que el Partido Popular es abortista, que le parece bien trocear niños. Se acabaron las excusas.
(Ver artículo original en Opinión Publicada.)