En su discurso programático como candidato, don Alfredo Pérez Rubalcaba nos ha dicho que no piensa hacer cambios en Educación. Es decir, nuestros alumnos seguirán teniendo la LOE, es decir la LOGSE con algunos cambios, a los que luego haremos referencia.
Don Alfredo fue ese ministro de Educación que nos introdujo la LOGSE. ¿Tiene motivos para sentirse orgulloso de ella o fue un gran fracaso?: 

La LOGSE supuso un indudable bajón en el nivel educativo. Perjudicó a la mayoría de los alumnos, en cuanto hizo que los estudiantes no salieran bien preparados al intentar poner la enseñanza al nivel de los menos inteligentes y más vagos, mientras que los alumnos deben estar en clases homogéneas, según su actitud y aptitud. No se puede mantener el nivel si en las asignaturas clave si se disminuye el número de horas, pues cualquier profesor enseña más si tiene cinco horas de clase semanales que si tiene tres.

Con la multiplicación de optativas, hay una clara disminución de lo que se puede exigir a los buenos alumnos, lo que ciertamente no les favorece ni en la vida diaria, ni cuando lleguen a la Universidad, ni cuando tengan que competir en una oposición o en la búsqueda de un puesto de trabajo.
 
Los alumnos pasan curso por disposición legal, contra la voluntad, incluso unánime, de los profesores, a quienes por supuesto no se prepara para atender a alumnos con necesidades especiales; se suprimieron los exámenes de septiembre en bachiller, que no dejaba de ser un incentivo para que los alumnos estudiasen; a quien pretendía sabotear la clase e impedir el derecho del profesor a darla y de los alumnos a recibirla costaba un triunfo poder sancionarle; en los casos supergravísimos, tan solo se conseguía cambiarle de centro, si encontraba otro dispuesto a admitirle, por lo que normalmente eran sus víctimas las que tenían que cambiar de centro, con lo que se favorecía, ante la impunidad, la violencia.

Se nos intentó convencer que el memorismo es malo, cuando algo de él es imprescindible, no siendo nada malo que por lo menos se sepan los cabos más importantes y los afluentes principales de nuestros ríos: otro disparate era y es que la educación no ha de ser competitiva, olvidándose que es más justo que los puestos de trabajo se consigan por oposición y no a dedo. Y como todo esto continúa no es extraño que los profesores sigan diciendo que el esfuerzo de los alumnos sigue cayendo en picado.

Todo esto los profesores lo vimos venir: El  28 de Abril de 1993 se nos preguntó a los profesores si queríamos anticipar en mi Instituto Hermanos D´Elhuyar de Logroño la entrada en vigor de la LOGSE. Aunque era un claustro bastante izquierdista, la mayoría veían a la LOGSE como una catástrofe y el resultado de la votación fue: ocho a favor de la LOGSE, catorce en blanco, cuarenta y dos en contra. Ante este resultado la democracia socialista decidió adelantarnos la puesta en marcha de la LOGSE. Algo parecido sucedió en los demás Institutos, lo que no impidió al Sr. Rubalcaba, conocido por su profundo amor a la verdad, decirnos que la mayoría de los profesores apoyaba la nueva Ley. 

Como aquí no somos muy originales, fueron los laboristas ingleses los que introdujeron la LOGSE en Educación. Pero como los ingleses, incluidos los laboristas, tienen un gran sentido práctico, no necesitaron mucho para convencerse que la LOGSE era un desastre y así el ministro laborista de Educación de Toni Blair, Sr. Blunkett, volvió a defender estas trasnochadas ideas: “Creo en la disciplina, en una aritmética sólida, en aprender a leer y escribir con corrección, en deberes para casa”. 
 El PP no pudo, por no tener mayoría absoluta, corregir la Ley.

En la segunda legislatura, el PP intentó tardíamente mejorar la Educación con la LOCE, pero uno de los primeros actos del Gobierno Zapatero fue suprimirla y ponernos la LOE, que aunque parezca imposible, mejoraba a peor la LOGSE con las dos estupideces de promocionar hasta lo inverosímil el derecho a la huelga de los alumnos (basta con que una clase la anuncie venticuatro horas antes, sin ni siquiera alegar motivos),  e incluir la asignatura de la Educación para la Ciudadanía, con la que se intenta adoctrinar a los alumnos, aunque ello esté prohibido, pues a  quien eso corresponde es a los padres, según la Constitución y la Declaración de Derechos Humanos.