Una buena amiga mía me ha puesto esta objeción contra la Iglesia Católica: “Mientras la gente puede ganar dinero negro, evitar a toda costa hacer la declaración de la renta, pisotear a otros, enriquecerse como sea y a costa de quien sea, juzgar, dominar, explotar a obreros, maltratar a hijos o a la pareja… eso parece que a la Iglesia no le preocupa tanto porque no se pronuncia al respecto… lo que importa es el tema sexual”.
En estas líneas me voy a referir al tema social, porque con esas frases no puedo estar de acuerdo, si bien reflejan lo que muchos católicos opinan: “a la Iglesia no le preocupa tanto (la cuestión social), porque no se pronuncia al respecto”. Esto es una total falsedad, pero que indica claramente que lo mucho que hay de positivo en la Iglesia no llega a la gente.
La acción de la Iglesia se realiza en dos campos: las obras y las palabras. Sobre las obras voy a ser breve: recuerdo que en cierta ocasión en una mesa redonda uno del público me dijo: “la Iglesia no hace nada por los pobres”. Le contesté con una pregunta que hice a él y a todo el público: “cíteme una institución que haga por los pobres y marginados más que la Iglesia Católica”. Un silencio clamoroso fue la respuesta. Este hacer por los pobres ya es una manera de responder. En cambio el realismo socialista de Rusia y China sólo ha servido para crea un minoría de multimillonarios y una gran masa de pobres, y en España nuestro socialismo siempre nos ha traído aumento de parados y, actualmente, hambre. Menos mal que está la Iglesia y también la familia, que atenúan los efectos de la crisis, aunque cuando se suprima la ayuda a parados de larga duración, el problema no va a ser gordo, sino gordísimo.
En el terreno de las palabras sobre pocos asuntos o ninguno hay más magisterio de la Iglesia que sobre la cuestión social. Desde la “Rerum Novarum” de León XIII, hasta la “Caritas in Veritate” de Benedicto XVI toda una larga serie de Encíclicas tratan sobre este asunto, aunque como me decía un sacerdote: “la primera que hay que leer es la última, en este caso la citada de Benedicto XVI, porque es la más actual, y de ahí ir subiendo por orden cronológico inverso. Aparte de las Encíclicas, hay muchos otros documentos, como el capítulo III de la Segunda parte de la “Gaudium et Spes” del Concilio Vaticano II sobre la Vida económica y social, el “Catecismo de la Iglesia Católica” números 2401 a 2463, el “Compendio de la doctrina social de la Iglesia”, del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, así como numerosos documentos de nuestro Episcopado sobre temas como Ayuda y Solidaridad, Hambre y Pobreza, Trabajo, Política y Sociedad.
Sobre lo que dice en concreto la Iglesia, escojo este texto de la “Veritatis Splendor”, de Juan Pablo II, resumiendo unos números del Catecismo en la que la Iglesia se pronuncia precisamente sobre lo que se me ha dicho que a la Iglesia no le preocupa porque no se pronuncia sobre ello. Dice así la Encíclica: “ hay una serie de comportamientos y de actos que están en contraste con la dignidad humana: el robo, el retener deliberadamente cosas recibidas como préstamos u objetos perdidos, el fraude comercial (cf Dt 25,1316), los salarios injustos (cf Dt 24,1415; Sant 5,4), la subida de precios especulando sobre la ignorancia y las necesidades ajenas (cf Am 8,4-6), la apropiación y el uso privado de bienes sociales de una empresa, los trabajos mal realizados, los fraudes fiscales, la falsificación de cheques y de facturas, los gastos excesivos, el derroche, etc.”(nº 100).
Ahora bien, el hecho que católicos con inquietudes ignoren estos pronunciamientos de la Iglesia, me lleva a pensar dos cosas; ¿qué pasa, que lo que dice la Iglesia, no llega a nuestros fieles?, y también ¿cómo puedo empezar a instruirme sobre lo que dice la doctrina social de la Iglesia? Es indudable que los grandes medios de comunicación, especialmente las grandes cadenas de televisión, no son precisamente afectos a la Iglesia y que ahí hay una gran tarea pendiente.
En cuanto a cómo formarme en la cuestión social, recomendaría tanto la lectura de la última Encíclica Social, la “Caritas in Veritate”, como la del ya citado “Compendio de la doctrina social…” editado por la BAC y Planeta.