Fray Santiago Cantera (cuyo nombre de pila recuerda, y con justicia, al Apóstol que recibió la visita de Nuestra Señora en el Pilar de Zaragoza y que es la Patrona de la Hispanidad y Estrella de la Nueva Evangelización) y sus monjes de la abadía del Valle de los Caídos han velado por la libertad de la Iglesia en España, para que pueda cumplir con el mandato de Jesucristo de bautizar a todos los hombres y pueblos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

El "no" del prior para que la tumba de Francisco Franco en la Basílica del Valle de los Caídos no fuera profanada es, en realidad, un "sí", es una profesión de fe católica. No se trata de exigirle a nadie que sea "franquista". De lo que se trata es de ser bien nacido y fiel hijo de la Iglesia. Bien nacido por aquello de ser agradecido y fiel hijo de la Iglesia porque creemos en la vida eterna, en la resurrección de la carne y en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo como Juez de vivos y muertos: también de los profanadores por activa y de los conniventes por pasiva.

Dios Uno y Trino existe y, a la vez que su Hijo se encarnó propter nostram salutem [por nuestra salvación], también es premiador de buenos y castigador de malos. Y guarda, porque el juicio divino no se impartirá solamente a favor o en contra de los simples fieles cristianos.