Hay un modo de hablar también en este blog del extraordinario rescate chileno de los 33 mineros que pudieron ver la luz después de pasar 69 días atrapados a casi 700 metros bajo tierra. El ángulo es repasar cómo las noticias se han referido al papel que ha jugado la fe –concretamente, la fe cristiana- en este dramático evento.
La constatación es que han sido muchas las referencias a Dios en los relatos del rescate, cuando las crónicas se hacían eco de las mismas palabras de los mineros que iban saliendo a la superficie. El País ofrece una amplia cita de uno de ello, Mario Sepúlveda. Otros diarios -como ABC o El Mundo, por limitarme a la prensa española- han dejado este aspecto, sin duda importante, en un segundo plano, o apenas lo han mencionado. En este caso, pienso que desde el punto de vista periodístico eran pertinentes esas menciones, pues forman parte de la noticia. Pero ya se sabe que son dimensiones que se tienden a censurar inconscientemente.
Las referencias a Dios no fueron solo de acción de gracias al salir del túnel, sino como algo que explica de algún modo lo sucedido durante todo el periodo. Algunos medios como la CNN subrayan que "La esperanza y la fe mantienen a los mineros después de meses bajo tierra". El canal de televisión norteamericano ofrece asímismo las declaraciones del minero Mario Sepúlveda. También el semanario Time alude a la perspectiva religiosa del evento: "El rescate de los mineros chilenos: circo mediático y revival religioso". The Guardian, por su parte, ofrece una perspectiva diversa. Publica una crónica en la que afirma que el caso ha provocado una "rivalidad" entre diversas confesiones cristianas para recibir los créditos por el milagro... En realidad, si uno lee el texto, no llega a la misma conclusión que el diario inglés. Tal vez, les parecía que la inclusión de la dimensión religiosa necesitaba de algún ingrediente polémico...
En todo caso, hay que notar que la presencia católica -concretada en las misas que se celebraron- llegó al campo antes incluso de que se supiera que los mineros estaban vivos. Es reconformante saber que no fueron atraidos como bruitres por los focos de las cámaras de televisión.