Acaba de conmemorarse el 50º aniversario de la proclamación de Santa Teresa de Ávila como Doctora de la Iglesia, el 27 de septiembre de 1970. Junto a las isabeles Isabel la Católica, Isabel de Hungría e Isabel de Portugal, es una de las mujeres más empoderadas de la historia de la humanidad. Curiosamente, las feministas de género no hablan de ninguna de ellas, como tampoco lo hacen de las denominadas cuatro madres, o cuatro ventanas de Adviento, mencionadas en la genealogía de Jesucristo: Tamar, Rajab, Rut y Betsabé, como tampoco de Rebeca, Raquel y Lía, Bilhá y Zilpá, Débora, Judit, Ana, Ester… y María, la Madre de Dios.
Santa Teresa tuvo relación directa con la ciencia, más allá del título que conmemora la actual efeméride. En su magnífico artículo La huella fundacional de Santa Teresa en Alcalá de Henares, María Bernal Sanz da cumplida cuenta de cómo la santa avileña potenció la formación académica de sus frailes. El historiador carmelita fray José de Santa Teresa señala que estando la santa en Pastrana con frailes descalzos comentó la posibilidad de fundar en Alcalá un Colegio y Convento, conjuntamente “por la necesidad de letras y por la comodidad de tener sujetos de importancia” una vez iniciada la Reforma. Este modo de vincularse nuevas unidades a la universidad es lo que originó el sistema de los colleges británicos, en los que se sitúa, por ejemplo, el origen de la Residencia de Estudiantes, modelo, en el fondo, de clara inspiración católica.
El principal patrocinador fue el Príncipe de Éboli, Rui Gómez de Silva. Se comunicó al Colegio de San Ildefonso el deseo de fundar y en 1570 se ponía en marcha el Colegio-Convento de San Cirilo, que un año después tendría como primer rector a San Juan de la Cruz. Como teólogo y alumno que fue de la Universidad de Salamanca -en cuyo escudo no caben más símbolos católicos- se convirtió en uno de los impulsores del movimiento reformador que integró ciencia y fe como ha sido y es propio de la Iglesia católica, y fue una de las figuras más destacadas del Siglo de Oro español.
En el Colegio-Convento vivieron colegiales estudiantes de arte y teología y poseyó una de las más importantes bibliotecas de la universidad y una imprenta propia. Fue considerado como un ejemplo a imitar en todos los órdenes, en sus enseñanzas y en la categoría profesional de los propios carmelitas, y constituyó un referente para Europa y los territorios de América recién conquistados.
En 1835 fueron extinguidas algunas órdenes religiosas y entre ellas los carmelitas descalzos. Los frailes fueron expulsados de la ciudad y se cerró la Universidad de Alcalá, después de cuatro siglos de brillante actividad docente, trasladándose a Madrid como Universidad Central.
El Colegio-Convento de San Cirilo fue de suma importancia para conseguir los fines primordiales de Santa Teresa integrando ciencia y fe, que no eran otros que instruir al máximo nivel académico a sus frailes mediante una pedagogía colegial dotada de contenidos históricos, arquitectónicos, artísticos, urbanos y arqueológicos necesarios para la investigación y de naturaleza universitaria.
Fue notable el impulso cultural dado por los carmelitas descalzos a la Teología, el Derecho Canónico y las Artes, dentro de la tradición fundacional de Conventos y Colegios de la Orden del Carmen en Alcalá de Henares, lo que permitió estar considerada como de las más importantes dentro de la enseñanza superior española en la edad moderna.
Próximamente va a desarrollarse un curso más que interesante, gratuito y on line, sobre Santa Teresa ofrecido por la Fundación Universitaria Española: un caso concreto de cómo se puede ser mujer relevante, promotora de la conciliación entre ciencia y fe y católica empedernida. Contra factum, non valet argumentum.