A pesar del éxito de los grupos antagonistas para crear la sensación de que la opinión pública británica se opone al próximo viaje del Papa, parece que la impresión predominante es precisamente la contraria. No lo digo yo, sino que lo leo en The Church Mouse, un blog poco “papista”, pues está relacionado con la Iglesia anglicana (no queremos ser los cheerleaders del Papa, afirman, pero nos vemos obligados a señalar lo absurdo cuando lo vemos).
Según el relato del blog, los sondeos (Escocia y The Tablet) no muestran en absoluto ese presunto “coro de protesta”. Así, las múltiples manifestaciones públicas anunciadas se están reduciendo drásticamente por falta de apoyo. Parece que habrá solo una, en Londres. Los promotores de la protesta no han conseguido involucrar a otros grupos, de modo que la lista de supporters se limita a un solo filón, las asociaciones relacionadas con la National Secular Society y la British Humanist Association. Tampoco cuajó la polémica a propósito de otro de los temas esgrimidos: el coste del viaje, que los opositores elevaron arbitrariamente a 100 millones de esterlinas, en vez de los 1012 millones reales (de los que la Iglesia cubrirá una parte).