En las consideraciones publicadas por The Times” basadas en algunas citas del libro de Hawking y, supuestamente, en lo contenido en dicho libro, se puede apreciar una superposición de planos en el que últimamente suelen incurrir algunos científicos que defienden, principalmente, tesis materialistas, aunque no solamente estos.
Los dos planos a los que me refiero son el propiamente científico, por un lado, y el correspondiente a una racionalidad que no se limita a aquello que el método científico puede dar de sí.
Existen varias ciencias, con sus métodos propios, y no una sola ciencia. Este hecho, que a veces se olvida, pone de manifiesto que, de hecho, no parecen reducibles los fenómenos de los que cada ciencia se ocupa a un conjunto de leyes que se obtengan solamente en una de ellas como la Física, por ejemplo.
La famosa teoría del todo persigue unificar en un solo marco teórico las predicciones cuantitativas que la Física puede hacer en relación con las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza.
Algunos, de una manera ilegítima, parecen sugerir que con dicha teoría se podría explicar el Universo en todos sus fenómenos y procesos. Es un salto completamente injustificado. Más bien, lo que necesitamos es desarrollar diversas disciplinas con las que abordar el conocimiento científico de los distintos ámbitos de la realidad.
Hay dimensiones del mundo físico y de lo que es propiamente humano que exigen, de una manera muy clara, una racionalidad ampliada que podríamos llamar filosófica.
Pretender explicar la realidad de la libertad, del amor, del deber, etc. con base a interacciones materiales sería como volver, aunque con un aparato matemático muy sofisticado, a mantener tesis semejantes a las de los materialistas griegos como Demócrito, Leucipo o algo más tarde Epicuro y Lucrecio.
De hecho, incluso dentro de la Física, la legítima pretensión de explicar todos los fenómenos físicos mediante un conjunto de leyes fundamentales es muy discutido. No es pacíficamente aceptado, por ejemplo, que la termodinámica sea reductible a la mecánica estadística: la noción de entropía presenta una dificultad para conseguirlo.
Sorprende que un científico como Hawking, con méritos reconocidos, incurra en semejantes confusiones.
Hawking parece presentar a un dios que está condicionado por las leyes de la naturaleza, no al Dios Creador de dichas leyes. No deja de ser curioso que la hipótesis de que Dios solamente podía crear un único mundo, conclusión que parecía desprenderse de la visión aristotélica que dominaba en las universidades en el siglo XIII, fue condenada por el obispo de París Tempier en 1270 por verla incompatible con la omnipotencia y grandeza de Dios.
Las hipótesis actuales de la existencia de multiuniversos no constituye ninguna amenaza contra la fe (aunque, lógicamente, supondría un desafío para la reflexión en algunas cuestiones teológicas).
Además, en la doctrina cristiana no hay pretensión de exclusividad en relación con el hombre. De hecho, ¡incluso forma parte de la revelación la existencia de otros seres inteligentes llamados ángeles! Respecto a ellos, Tomás de Aquino decía que era coherente con Dios que hubiera un número inmensamente grande.
Según The Times, Hawking afirma en su libro:
"Puesto que hay una ley como la de la gravedad, el Universo puede crearse a si mismo de la nada, y lo hace. La creación espontánea es la razón por la que existe algo, en vez de nada, por la que existe el Universo, por la que existimos nosotros".
Respondamos con claridad que ver las leyes del Universo como una explicación de su autocreación no tiene ninguna base racional ni empírica.
De hecho, hablar de "creación espontánea" es contradictorio. La física se ocupa del comportamiento de la materia en todos sus estados: como partículas o como energía de distinto tipo. Cuando se emplea la expresión "creación espontánea" en física, por lo general el físico se está refiriendo en realidad a una simple transformación de carácter material. Un físico no puede hablar de "crear desde la nada", como sí lo puede hacer la fe cristiana.
En el cristianismo, Dios es Él el autor de las leyes, no se limita a usar leyes preexistentes para organizar uno o varios universos.
Según la periodista del Times "Hawking escribe que el primer golpe fue la observación confirmada en 1992 de un planeta orbitando una estrella que no era nuestro Sol". Y cita su libro: "Eso hace que las coincidencias de nuestras condiciones planetarias - el único Sol, la afortunada combinación de la distancia Tierra-Sol y la masa solar- sea mucho menos remarcable y mucho menos convincente [compelling] como evidencia de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada simplemente para satisfacernos [please us] a nosotros, los seres humanos".
Parece que, según Hawking, la existencia de Dios dependa de la probabilidad de la existencia o no de un mundo como el nuestro.
Sin embargo, lo propio de Dios no consiste en afinar los parámetros para que podamos existir, sino en crear. Y crear es una donación libre y amorosa de Dios. Esto difícilmente lo puede explicar la física y los argumentos basados en la probabilidad.
Luego, para combatir el "principio antrópico" (que, en principio, favorece las posturas teístas) acude a la tesis del multiverso, de que hay una infinidad de universos.
La tesis de los multiuniversos en realidad no pasa de ser una mera hipótesis matemática. Hoy por hoy no tiene contrastación de carácter experimental, ni se puede falsar, es decir, no es científica. Sólo busca quitar especificidad a nuestro Universo.
El orden que vemos en el universo -la fuerza de atracción nuclear, la velocidad de expansión del universo- es tan improbable, parece seguir una casualidad tan increíble, que la única manera de explicarlo sin acercarse al deísmo es proponiendo que haya una infinidad de universos, tantos que, por probabilidad, alguno tenga las asombrosas condiciones que nosotros tenemos. Es la única manera de explicar para algunos el fino ajuste de las constantes físicas del Universo, sin acercarse al teísmo.
Pero, insistamos, hoy por hoy los múltiples universos no son una tesis científica.
Ser humano ¿es ser simplemente una "colección de partículas"?
La tercera frase del libro de Hawking que The Times difunde afirma:
"La teoría M [una serie de "teorías del todo" usando cuerdas] es la teoría unificada que Einstein esperaba encontrar. El hecho de que nosotros los seres humanos - que somos fundamentalmente meras colecciones de partículas fundamentales de la naturaleza- hayamos llegado tan cerca de entender las leyes que nos gobiernan a nosotros y a nuestro universo es un gran triunfo".
El mismo Hawking que afirma que somos una mera colección de partículas admite luego que llegamos a entendernos a "nosotras mismas". ¿Cómo puede un conjunto de partículas alcanzar "ese gran triunfo" sin dejar de ser eso: un conjunto de partículas? Seremos, al menos, algo más, no sólo eso.
La física da de sí lo que su método le permite. Siempre habrá cuestiones que quedarán fuera de su alcance, preguntas que ese “conjunto de partículas” se hace continuamente: el sentido de la existencia, de la vida y de la muerte, etc... La física no responde a estas preguntas, que son preguntas reales e importantes.
Por último, Hawking parece sugerir que si hubiese muchos planetas como la Tierra, con vida inteligente, el cristianismo se vería refutado o, al menos, en dificultades.
La realidad es que el que haya más o menos planetas con o sin vida inteligente no está directamente abordado por el magisterio de la Iglesia, pero el cristianismo nunca ha negado esta posibilidad.
De hecho, la enseñanza católica sobre los ángeles es una manifestación de la apertura de la Iglesia a la existencia de seres inteligentes diferentes de nosotros. Simplemente, de haber más razas inteligentes en el cosmos, se plantearían algunas preguntas teológicas sobre la unicidad de la redención de Cristo (¿necesitan redención, sería Cristo su redentor, cómo les llegaría esa redención?, y otras) que habría que abordar. Pero no afectan en nada a las enseñanzas sobre un Dios Creador.
Santiago Collado González, subdirector del grupo de investigación “Ciencia, razón y fe” (CRYF) www.cryf.org de la Universidad de Navarra. Director de investigación de la Facultad Eclesiástica de Filosofía de la Universidad de Navarra. Físico y doctor en Filosofía. Profesor de Filosofía de la Naturaleza.