¿Quién gobierna a España? En teoría los socialistas, al menos en el gobierno central o nacional, además de diversas autonomía, que dicho sea de paso, son, siquiera algunas de ellas, las que ocupan los furgones de cola del malhadado tren autonómico. Pero aparte de conocer la filiación política de nuestros gobernantes, ¿sabemos algo más de ellos? En su mayoría muy poco más. Acaso las generales de la ley y según de quienes o de “quienas”, y pare usted de contar.
Conocemos, eso sí porque lo mandan las ordenanzas, los bienes –picadero arriba o abajo- de sus señorías y demás jerifaltes de la gobernación nacional, pero, más allá de estas formalidades más o menos públicas, sabemos de verdad a qué pertenecen, cuales son sus devociones o aficiones, aunque sean a asociaciones pías tan alejadas del mundanal ruido como la Adoración Nocturna, caso, por ejemplo, de don Carlos Dívar, presidente del Consejo General del Poder Judicial, que bien que se lo han reprochado ciertos sujetos de cuyo nombre no quiero acordarme. ¿Influye en sus decisiones judiciales esta condición de católico practicante? No lo sé, pero podría influir, sin duda, como puede condicionar a otros su pertenencia, digamos, a la masonería o a una peña taurina.
De los políticos en ejercicio hay que conocerlo todo, hasta sus adhesiones deportivas, si las tienen, porque todo puede influir en sus decisiones oficiales, imponiendo a los ciudadanos, modelos y maneras de vivir no escogidas por estos. En la elección de todo candidato a este o el otro cargo, no sólo debería tenerse en cuenta o saberse su color político, sino la trastienda que se esconde detrás de sus afiliaciones extra políticas. En particular si estas adhesiones son oscuras o “discretas”, porque el que algo esconde, algo tiene que ocultar.
En principio, todo el mundo debe ser libre para pertenecer a esta o la otra organización, entidad, club o casino recreativo, siempre que sea público y trasparente, pero, qué se puede pensar de una asociación que se oculta tras el “tupido velo” de la opacidad y el ocultamiento de sus miembros. En todo caso, ¿no resultaría extraño que todos o muchos miembros de un gobierno fueran socios de una sociedad cinegética, o de las conferencias de San Vicente de Paul, o gays, o masones...? Raro, ¿verdad? Rarísimo que hubiese tal concentración de ejemplares de una misma especie en una misma función, especialmente si ejerce el poder. Pensaríamos que algo muy anómalo estaba ocurriendo en esa situación. Pues eso es lo que puede estar sucediendo ahora en España. ¿Es de verdad el Psoe el que gobierna en España?, o simplemente el viejo partido pone las siglas y otros, que dentro de él se han alzado con el santo y la limosna, dirige la orquesta de un número infinito de forofos que parecen no enterarse de nada. Sólo que se creen que el PSOE es de izquierdas. Benditas almas de cántaro. En su forofismo semejan a los partidarios del Betis: “¡Viva er Beti manque pierda!” Así que a votar a los colores de su equipo, sobre todo si se tiene un carguito o se ordeña la ubre presupuestaria. No sea cosa que...