En su última carta pastoral dedicada al Adviento, Mira, hago nuevas todas las cosas, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses ofrece una práctica guía para religiosos, consagrados y laicos de todos los ámbitos para impulsar su vocación evangelizadora. A lo largo del documento, se dirige a los fieles proponiendo 8 consejos en torno a la actitud y los espacios que debe ocupar la Iglesia en esta misión:
1º El apóstol debe mantenerse unido a la oración y a la humildad
Para el obispo, "es indispensable que [el apóstol] se sostenga en la oración y en el encuentro con Dios, con la fuerza de su gracia", pues "en todo proyecto de vida cristiana es preciso plantear la primacía de la gracia" como base. Solo así, añade "se puede superar la tentación de pensar que los resultados dependen de nuestras capacidades y de nuestros esfuerzos". En este sentido, Meneses incide en que "el sarmiento no tiene vida propia, y por tanto, no puede dar fruto por sí mismo: Necesita la savia, la vida de gracia que Jesús comunica. La unión con Jesús tiene la promesa de dar mucho fruto, mientras que la separación de él comporta una radical infecundidad".
2º No puede haber evangelización sin una profunda vida espiritual
Del mismo modo, menciona que "la primera actitud" del apóstol debe ser "una vida de oración intensa" que se nutra de la Eucaristía "como fuente y cumbre de la vida cristiana. La adoración y la espiritualidad que proviene de ella ha de ser un elemento importante en nuestra vida espiritual". El obispo se refiere por último a la devoción mariana como un aspecto "preferente" en la actitud de los evangelizadores, ya que "su vida es un ejemplo que nos guía como estrella luminosa, y su quehacer de madre nos congrega como una familia y nos asegura su intercesión constante".
3º Vivir la fe aislado es "imposible" hoy: mejor en comunidad
Meneses alerta igualmente de que un buen apóstol no puede "vivir la fe de forma individualista, ni tampoco el apostolado, porque es imposible en la situación actual, y sobre todo, porque Dios nos llama a vivir la fe en familia, en Iglesia".
Una dificultad que se hace especialmente notoria "en medio de una sociedad líquida", en la que "el cristiano ha de ser un sujeto consistente y firme", es decir, una persona "que integra con coherencia los diferentes elementos que componen su vida". Para ello, añade, "es necesario fundamentar la vida en Dios y ese camino lleva a una existencia en verdad y humildad. El crecimiento en la vida de fe solo puede tener lugar en la verdad porque Dios siempre santifica en la verdad y donde no hay humildad no hay tampoco verdad y, por consiguiente, no puede haber santificación posible".
4º Llevar la alegría y la esperanza a quien no encuentra el sentido
Consciente de que "en la sociedad actual hay personas que viven tristes, angustiadas, hastiadas" e incluso "personas que materialmente lo pueden tener todo, pero que han perdido el sentido de la vida y que están cansadas de casi todo", llama a los apóstoles a no perder la alegría a la hora de evangelizar, ofreciendo "un testimonio de esperanza" y transmitiendo "una alegría sencilla y contagiosa que sin duda provocará no pocos interrogantes".
5º La evangelización debe impregnarlo todo
A lo largo de su carta, Meneses incide en que la evangelización, el hecho de "anunciar a Cristo con palabras y acciones", debe ser algo que abarque todas las situaciones, especialmente la de los laicos, que deben trabajar "en la construcción del Reino gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según la voluntad de Dios, transformando el mundo desde dentro, como el fermento, mediante el ejercicio de sus propias tareas, guiados por el espíritu evangélico, haciendo presente a Cristo con su palabra y testimonio".
6º Escuchar y confiar en los jóvenes
Para una óptima evangelización en las condiciones actuales, llama también a los evangelizadores a ponerse ante la juventud "con una actitud de humildad y de escucha, de sus críticas, de sus deseos y aspiraciones", para poder "propiciar en el joven un encuentro con Cristo que transforme su vida, que le haga descubrir en él la plenitud de sentido de su existencia".
Llama también a confiar en ellos, pues "han de sentirse y ser corresponsables de la misión evangelizadora, han de participar activamente en la vida de la Iglesia, celebrar su fe y asumir sus responsabilidades siendo protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación de la sociedad. Los jóvenes están dispuestos a comprometerse en la Iglesia y en el mundo, y es preciso darles responsabilidades y confiar en ellos".
7º Evangelizar la cultura, los medios y las redes sociales
El arzobispo de Sevilla destaca la importancia de "la evangelización de la cultura y la inculturación de la fe" desde todos los ámbitos, pero especialmente desde los foros científicos, tecnológicos, educativos y artísticos".
También se refiere especialmente a las redes sociales y a las nuevas formas de comunicación, necesitados de "nuevos lenguajes para que el Evangelio encuentre nuevas formas de expresión que puedan llegar a las mentes y los corazones de las personas".
"Las redes sociales son un factor de desarrollo humano, y ofrecen al hombre de hoy ocasiones para orar, meditar y compartir la Palabra deDios. Hemos de dar gracias a Dios por estos medios nuevos y eficaces, que pueden facilitar el anuncio y hacer más eficaz la colaboración entre los evangelizadores", comenta.
8º Mirar internet con esperanza y ambición apostólica
En este sentido, las redes sociales son solo una más de "las posibilidades que ofrece internet" y que debe entenderse como "un nuevo foro para la proclamación del Evangelio, para la educación, para la evangelización, para la comunicación interna, para la coordinación y para la comunión".
Invita, por ello, a contemplar el mundo digital como "una gran oportunidad y un horizonte pastoral nuevo, sin fronteras", donde los apóstoles deben ser "testigos del Señor y dar respuesta a los nuevos desafíos".
"No hemos de tener miedo a las nuevas tecnologías, al contrario, hemos de estar presentes, porque son medios que el Señor pone a nuestra disposición para descubrir, aprender, comunicar, para anunciar el Evangelio, la salvación de Nuestro Señor Jesucristo", concluye.