Este domingo concluyó el Congreso de Laicos Pueblo de Dios en Salida que, convocado por la Conferencia Episcopal Española, congregó en Madrid a lo largo del fin de semana a más de mil quinientos laicos y a trescientos sacerdotes y religiosos. A lo largo de tres días de trabajo, en torno a cuatro "itinerarios" (primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y presencia en la vida pública) se dieron a conocer multitud de experiencias evangelizadoras, permitiendo la interconexión entre las distintas iniciativas que se daban a conocer.
La ponencia final síntesis de los trabajos, anunciada bajo el título Un Pentecostés renovado, fue expuesta por Toni Vadell, obispo auxiliar de Barcelona, y reitera la apuesta de los congregados por la cuádruple vía en torno a la cual circularon sus reflexiones: "Estos cuatro itinerarios responden a una lógica interna que los relaciona entre sí. Representan el camino natural de nuestro proceso de fe y, al mismo tiempo, expresan la misión y la tarea que tenemos encomendadas como cristianos".
Cuatro itinerarios
El primer anuncio o kerygma reclama la necesidad de "procesos de iniciación cristiana que favorezcan el encuentro personal con Cristo", además de "formas para acoger y acompañar a los que buscan y a quienes se han alejado de la fe".
Se insiste en que es prioritario "el acompañamiento de personas en situación de sufrimiento y vulnerabilidad, de los matrimonios y familias, de los jóvenes", además del que permita un mejor "discernimiento de la propia vocación".
"Vemos necesario activar procesos continuados de formación en la fe desde la infancia hasta la edad adulta", afirmó monseñor Vadell recogiendo el sentir de los participantes, donde "el laico sea el protagonista" y los sacramentos sea los "ejes vertebradores": "Una formación integral e integradora, que aúne espiritualidad, oración personal y comunitaria, sacramentos y profundización en la fe para dar razones de nuestra esperanza. En particular, la formación en Doctrina Social de la Iglesia se ha de hacer en diálogo con las realidades concretas y con las situaciones sociales que vivimos".
Por último, la participación de los laicos en la vida pública ha de hacerse de forma que no queden excluidos "del acompañamiento por parte de nuestras comunidades de referencia", y como parte del "diálogo con la sociedad civil" se insistió en la importancia del "diálogo entre la fe y la ciencia".
Dios está actuando
El pueblo de Dios, afirmó el prelado catalán, "está constituido por hombres y mujeres con diversidad de vocaciones, carismas y ministerios", pero "un mismo bautismo, una misma llamada para ser seguidores a Jesús, un mismo mandato para llevar el Evangelio hasta los confines del mundo, unos rasgos identificadores como son la vida comunitaria, la celebración litúrgica, especialmente la celebración de la eucarística, y el servicio generoso para el bien del mundo. Hay diversidad de ministerios pero una misma misión".
La experiencia cristiana que los católicos ponen en marcha se fundamenta, añadió monseñor Vadell, en la "convicción de que Dios está actuando en el mundo, en la Iglesia, en nosotros, en todo hombre y en toda mujer", y por eso hemos de buscar "los signos y las huellas que Dios deja".
"Estamos llamados a enfrentarnos en nuestro tiempo" con todos sus desafíos, explica la ponencia final, que cita entre ellos "el cuerpo, la afectividad y la sexualidad, el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad; los nuevos paradigmas cognitivos y la búsqueda de la verdad; los efectos antropológicos del mundo digital; la decepción institucional y las nuevas formas de participación; la parálisis en la toma de decisiones por la superabundancia de propuestas; ir más allá de la secularización".
La forma en la que los cristianos han de afrontar este desafío pasa por algunas ideas fuerza, que enumeró y explicó brevemente el obispo:
-Salir hasta las periferias.
-Diálogo y encuentro.
-Vivir desde la oración y los sacramentos.
-Apertura a quienes buscan.
-Cultivar las semillas del Verbo.
-Cercanía a los pobres y a quienes sufren.
-Anunciar el Evangelio (con "tres verdades": "Dios te ama, Cristo te salva, el Espíritu da vida y acompaña en la vida").
-Estar a gusto con el pueblo.
Protagonismo laical
Todo esto ha de hacerse con un "protagonismo del laicado", que el congreso reclama, que "brota del don de la vocación laical y se hace concreto en la responsabilidad que toda vocación conlleva": "Nos gustaría ver este mismo protagonismo laical en los cauces de participación eclesial, siempre en clave de misión y no de poder", dijo el obispo auxiliar de Barcelona en referencia tanto al "laicado asociado" como al "laicado no asociado", pues "no hay realidad humana donde no se vea el protagonismo laical".
"No estamos construyendo para hoy. No estamos trabajando para mañana. Estamos forjando un camino para la eternidad", concluyó monseñor Vadell.