A Santa Catalina de Siena Dios le concedió el poder ver una visión del estado de un alma llena de gracia santificante. Al contemplarla, esta gran santa cayó de rodillas, pues pensaba que era Dios mismo.
El padre Ed Broom recuerda en Catholic Exchange que la vida de gracia comienza en el momento del Bautismo. Las gracias que fluyen del Bautismo son extraordinarias, casi alucinantes y se producen milagros invisibles pero reales: “una relación íntima con la Santísima Trinidad, la infusión de las virtudes teologales, virtudes morales y dones del Espíritu Santo”.
Puesto que el mayor regalo que podemos tener es estar en gracia, los creyentes deben hacer todo lo que esté a su alcance para preservarla, crecer en ella y morir en estado de gracia. San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, afirmaba que la gracia de todas las gracias es morir en estado de gracia.
Para lograr esto, el padre Ed Broom propone cinco caminos:
1. Oración.
Cada vez que se reza con humildad de corazón, pureza de intención y deseo de agradar a Dios, inmediatamente se crece en gracia. Por esa razón se debe valorar la oración, la propia vida de oración y la de los demás como la más elevada y grande de todas las realidades. “Los padres que enseñan a sus hijos a orar son los mejores padres; los padres que sean perezosos y negligentes en la educación de sus hijos en el ámbito de la oración tendrán que dar cuenta en el día de su juicio! Debido a las numerosas distracciones de la vida diaria, ¡qué fácil es para los padres —que deben ser los primeros educadores de sus hijos— ser negligentes y descuidados al enseñar a sus hijos a orar!”, señala el padre Broom
2. Caridad.
La Escritura lo atestigua claramente: “El amor cubre multitud de pecados”. En este sentido, este religioso oblato recuerda que “si podemos encontrar formas y oportunidades que Dios nos ofrece diariamente para practicar la caridad y el servicio o incluso dar limosna a los demás, entonces tenemos otros medios para aumentar la gracia en nuestras alma”. En la película Little Boy , al pequeño se le dio lo que el sacerdote llamó la “Lista Mágica” para que su padre regresara sano y salvo a casa de la Guerra Mundial. La lista mágica no era ni más ni menos que las obras de misericordia corporales enumeradas en el Evangelio según San Mateo: “Tuve hambre y me disteis de comer; sediento y me diste de beber; extranjero y me acogisteis; enfermo y en prisión y viniste a visitarme; muertos y diste sepultura…”.
3. Penitencia.
El propio Jesús aseguró que algunos demonios sólo pueden ser expulsados mediante la oración y el ayuno. El Señor también dijo: “Quien quiera ser mi seguidor debe renunciar a sí mismo, tomar su cruz y seguirme”. Por ello, el padre Broom insiste en que “cada vez que decimos ‘no’ a nuestros deseos egoístas y ‘sí’ a un sacrificio que el Espíritu Santo ha inspirado en nuestros corazones entonces una vez más la gracia de Dios sube en nuestros corazones! ¡Una bendición adicional de Dios cuando emprendemos una vida de sacrificio es la conquista de nuestros malos hábitos y la paz interior de la mente, el corazón y el alma! ¡Seamos generosos con un Dios que nos ama tanto!
4. Sacramentos: La Eucaristía.
“La Sagrada Comunión es verdadera y sustancialmente el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo! Recibir a Nuestro Señor con la mejor de las disposiciones, en gracia, con fe, amor, humildad y deseo de una conversión más profunda a su amor es fuente infinita de gracia porque ¡este Sacramento es Dios mismo!”, exhorta este sacerdote.
Por ello, no hay mayor acción en la tierra que recibir a Jesús con fe viva, frecuencia y amor ardiente. Poniendo un ejemplo muy gráfico, el padre Broom afirma que al recibir a Jesús el indicador de gasolina del tanque espiritual, que es el alma, se dispara mucho más allá del lleno.
5. Nuestra Señora: Ave María.
En una ocasión, la mística y santa alemana Santa Gertrudis vio a Jesús en el cielo. Estaba resplandeciente en gloria, pero estaba haciendo un gesto intrigante: colocar una moneda de oro encima de un enorme montón de otras monedas de oro. La santa estaba apenas terminando de rezar a la Virgen el Avemaría. Jesús respondió de esta manera: “Gertrudis, cada vez que rezas a mi madre el Avemaría con fe y devoción, estoy depositando en el cielo una moneda de oro que será tuya para toda la eternidad”. Si queremos ser multimillonarios en el Cielo, el mejor camino es amar a María y la oración que tanto le gusta a la Virgen: el Ave María En esta oración se saluda a la Reina del Cielo y de la tierra con estas hermosas palabras: “Ave María, llena eres de Gracia”.
De este modo, es fundamental adquirir la costumbre de rezar diariamente el Rosario. “¡Si lo haces, Nuestra Señora, a través de su poderosa intercesión, estará almacenando para ti tesoros infinitos y un hogar eterno en el Cielo!”, concluye el padre Broom.