Tres parroquias de la diócesis de Ngong, en Kenia, y el hogar de los niños de la calle Kwetu Home of Peace en Ruai (Nairobi), cuentan desde hace unas semanas con una expresiva decoración catequética: cuadros y murales que, como era común en siglos pasados también en Europa, representan escenas evangélicas para transmitir su mensaje ante aquellas personas que, o no saben leer, o no disponen de los medios gráficos para visualizarlas.

Son templos escogidos por el obispo de la diócesis, John Oballa, por sus escasos recursos y mala o fea edificación: "Les falta belleza y la belleza no deja de ser un elemento de redención", explica el escritor y pintor Miguel Aranguren, quien desde hace tres años acude anualmente a cumplir esta misión junto con su hermano Gabriel Aranguren.


De izquierda a derecha, Miguel Aranguren, monseñor John Oballa y Gabriel Aranguren.

"Trabajando de sol a sol durante doce días nos dio tiempo a decorar tres iglesias y un centro para niños de la calle", añade: "Son tan pobres que incluso su sagrario es de madera y tienen como mucho una imagen de la Virgen o algún plástico con un cuadro distorsionado. Se trata de zonas muy deprimidas donde los templos son auténticos barracones". En ellas colaboran para "aproximar el Misterio a través de la Belleza".


"Jesús en la cruz, junto a su madre y San Juan", en la parroquia de San Luis Gonzaga.

El resultado, tras la nueva decoración, es espectacular y la reacción de los católicos locales, "impresionante": "Los cuadros no solo ayudan a los catequistas y sacerdotes a formar, predicar y enseñar, también y sobre todo ayudan a los fieles a rezar", relata Miguel Aranguren a ReL.


"El hijo pródigo" (arriba) y "El buen samaritano" (abajo) en la parroquia de San Bernabé, en Matasia.


"Es una enorme responsabilidad saber que pintas para facilitar la oración", añade, "pero también una alegría poder ofrecer los dones que Dios te ha dado y sentir que personas con las que no puedes entenderte, porque tampoco saben inglés, sí entienden el lenguaje universal de la línea y del color. Palpas así la universalidad de la Iglesia, sentirte entre personas que son tan católicos como tú". Además, "para ellos el templo es como su casa".


Nuestra Señora de Ruai.

Describe "mujeres que tiran de su familia y tienen una piedad conmovedora, y niños de la calle que al ver la ternura de nuestro Dios redescubren la figura paterna y materna y rezan el rosario todas las noches".

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