El hermano Bernard Marino entró en esta comunidad de benedictinos hace 24 años, es el anfitrión de los visitantes que vienen al monasterio y además es jefe del control de calidad del café. “Dado que nuestra patrona, Nuestra Señora de Guadalupe, que da nombre también a nuestro monasterio, es la misma que la de los no nacidos, estamos muy orgullosos de que nos conozcan como “los monjes pro-vida”, ha contado a LifeSiteNews.
En 2009, Bernard preguntó a su superior, el padre Cyprian, si algunos hermanos del monasterio podían asistir a la Marcha por la Vida, en Washington. “Él accedió, sabiendo que podríamos hacer mucho bien entre los peregrinos que iban a manifestarse allí”, ha recordado Bernard. “El padre Cyprian quedó muy satisfecho con el resultado y desde entonces envía monjes cada año a la Marcha por la Vida. Los que van, llevan consigo nuestro famoso café, por supuesto”.
Con el tiempo, este producto se ha acabo convirtiendo en el café oficial de la Marcha y de sus principales actividades, incluyendo la famosa cena final del encuentro, la Rose Dinner.
Los monjes están ofreciendo ahora fondos para asociaciones pro-vida con un ministerio llamado Cafe4Life (café por la vida). Uno de los monjes propuso esta idea tras comprobar que el café del monasterio tenía éxito, y no solo servía para tapar facturas. Ahora el café Abbey Roast es enviado desde este monasterio a muchas parroquias del país, que distribuyen la marca y la venden a un precio razonable para conseguir fonos que ayuden a sus propios ministerios pro-vida.
“Según las últimas estadísticas, la mitad de los bebedores de café del país son pro-vida”, explica Bernard. “Eso significa que compañías que apoyan el aborto como Starbuck’s (que facturó 22 billones de dólares el año pasado) obtienen muchas de sus ganancias de gente pro-vida ¿Por qué no dar una alternativa a estos consumidores?”.
Fue en un viaje a un monasterio de monjas en Brasil donde el hermano Bernard aprendió por primera vez los secretos del cultivo de café. Una plantación rodeaba el monasterio y Bernard pudo disfrutar de café recién molido a las tres de la mañana, mientras acompañaba a las monjas en sus oraciones de maitines. Las monjas le enseñaron cómo cultivar café y le regalaron algunos injertos que Bernard llevó a su monasterio.
El monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe y su marca Abbey Roast, no solo están ayudando a iniciativas pro-vida por todo Estados Unidos, sino que también están haciendo crecer su ciudad rápidamente. “Al igual que nuestros predecesores benedictinos transformaron Europa trabajando poco a poco, nosotros estamos cambiando este pequeño pueblo en una ciudad de Dios”.
Lo cierto es que su comunidad religiosa es una de las que más crece en todo el país. “Siempre mantenemos habitaciones preparadas para las nuevas vocaciones que no paran de llegar”, comenta Bernard.