Estados Unidos se está convirtiendo en una de las grandes fuerzas del catolicismo en Occidente. Tras sacudirse los escándalos financieros y de abusos sexuales del pasado que dejaron muy herida a la Iglesia y pese a la secularización que afecta también a la sociedad norteamericana, aparece con fuerza un catolicismo sin complejos, donde los jóvenes están teniendo un papel determinante.

La juventud estadounidense es la generación menos religiosa de la historia del país, hay menos católicos pero los que siguen a la Iglesia son más comprometidos y fieles. Así se entiende, por ejemplo, como los seminarios están empezando a llenarse de jóvenes “millenials” y los conventos de clausura a recibir una gran cantidad de chicas jóvenes con carreras universitarias y buenos puestos de trabajo.


Este boom vocacional ha llamado la atención de los grandes medios de comunicación estadounidenses. Periódicos como The New York Times o Washington Post, entre otros, han dedicado extensos reportajes a este fenómeno.


Decenas de sacerdotes acompañan a los jóvenes durante sus años universitarios


Y otro gran ejemplo de esta pujanza del catolicismo estadounidense ha sido el rotundo éxito estos días del Congreso SLS18, una cumbre de Liderazgo Estudiantil organizada por Focus, la Hermandad de Estudiantes Universitarios Católicos.

Con un claro cariz misionero, este grupo evangeliza y forma a los católicos universitarios que en el futuro están llamados a ser los líderes del país y de la Iglesia.

La organización del congreso, que se celebra cada dos años, esperaba a 5.000 jóvenes pero todas las previsiones quedaron desbordadas al ser más de 8.000 los católicos universitarios que acudieron porque quieren llevar el mensaje de Cristo a sus universidades.


Focus nació en 1998 para evangelizar en los campus universitarios, principalmente los de las universidades no católicas. Veinte años después están presentes en 137 campus, y tienen decenas de evangelizadores a tiempo completo.


Las previsiones se quedaron pequeñas y hasta 8.000 personas participaron en el congreso

Los frutos han sido enormes durante estos años. Los evangelizadores son formados para ello y saben ofrecer respuestas a las dudas de muchos estudiantes no creyentes, alejados o que vivían de manera indiferente su vida católica. Así han surgido numerosas conversiones y vocaciones al sacerdocio, la vida religiosa y al matrimonio.


En este congreso estaban Conner y Jennifer Wurth, matrimonio actualmente asignado a la Universidad Estatal del Sureste de Missouri, donde ahora viven con su hija recién nacida. Ellos mismos se convirtieron al catolicismo mientras estudiaban en la Universidad de Tulsa gracias a a los misioneros de Focus.

En declaraciones a Catholic News Agency, Jennifer contaba que aunque era católica vivía como si Dios no existiera y no asistía a ninguna celebración. Así fue durante el primer curso de la universidad. Pero en segundo, un misionero de Focus la invitó a un estudio de biblia. Decidió asistir y ahí empezó el cambio en su vida.

Ver el amor con que le hablaban de la “verdad” conmovió a esta joven, que nunca se sintió forzada a nada sino que se sintió atraída por este grupo.



Algo similar le ocurrió al que ahora es su marido. Católico nominal, llevaba años sin apenas pisar una iglesia. En primero de carrera conoció un alumno de un curso superior que participaba en Focus y que le invitó a asistir a una conferencia de este grupo evangelizador. Allí volvió a confesar después de varios años. “Durante la noche en la que confesé, también había adoración. Esa fue la primera vez que experimenté qué era la adoración, nunca había tenido la oportunidad antes de ver a Jesús cara a cara así”, agregaba.


Para llegar a cada vez más estudiantes y ser más efectivos, Focus da claves, enseña habilidades y les invita a vivir una vida cristiana radical para así poder ellos anunciar el Evangelio después. Sus armas las toman del propio Cristo y sus apóstoles, por lo que centran su ministerio en formar “pequeños grupos que vivan en una amistad auténtica que quieran perseguir a Cristo radicalmente”.

Durante los días que duró el Congreso, del 2 al 6 de enero, hubo charlas multitudinarias, trabajo en grupos pequeños, entrenamientos para envangelizar, formación pero también oración y adoración.




Uno de los oradores sorpresa en esta edición, pues no se había anunciado su intervención, fue Jim Caviezel, actor y protagonista de La Pasión de Cristo, que realizó una impresionante arenga ante un auditorio con miles de jóvenes:

“Quiero que salgáis a este mundo pagano, quiero que tengáis la valentía de ir a este mundo pagano y mostréis en público, sin vergüenza, vuestra fe. El mundo necesita guerreros orgullosos animados por su fe. Guerreros como San Pablo y San Lucas, que arriesgaron su nombre y su reputación para llevar al mundo su fe y su amor por Jesús.  Dios nos llama a cada uno de nosotros, a cada uno de vosotros, a hacer grandes cosas, pero ¡con cuánta frecuencia fallamos en nuestra respuesta, descartándola como una ocurrencia! Es hora de que nuestra generación acepte la llamada de Dios urgiéndonos a todos a entregarnos enteramente a Él y ver su dulce mano guiando vuestro camino”.

Y acabó así: “Todos los hombres mueren. No todos los hombres viven de verdad. Tú, tú, tú, yo, todos debemos luchar por esa auténtica libertad y, ¡amigos!, vivir, vivir por Dios. ¡Y con el Espíritu Santo como vuestro escudo y con Cristo como vuestra espada, uníos a San Miguel y a todos los ángeles y devolved a Lucifer y a sus secuaces directamente al infierno al que pertenecen!”.


Momento de adoración durante el Congreso, con miles de jóvenes arrodillados ante el Santísimo / Instagram Focus


Uno de los jóvenes presente en el congreso, Chis Rueve, estudiante de primer año en la Universidad de Missouri-Columbia, destaca que fue la adoración al Santísimo que se produjo el jueves por la noche el momento que más ha marcado su vida.

“Durante la adoración, me invadió la mayor alegría que jamás haya experimentado, y me di cuenta de que tenía que dárselo a otras personas y no quedármelo sólo para mí”, afirma.


El congreso se clausuró con una Eucaristía presidida por el cardenal Cupich, arzobispo de Chicago, ciudad que albergó esta edición.  En su homilía hizo un llamamiento a defender la vida familiar y destacó el importante papel provida que deben encarnar estos jóvenes.

“Vosotros, los de esta generación, debéis centraros particularmente en los no nacidos porque hay muchos que hoy no pueden estar en este auditorio porque no se les permitió venir al mundo”, dijo el purpurado.